Lo que comenzó como una tranquila expedición de buceo en el Mar Rojo se transformó en una pesadilla infernal para los pasajeros del Sea Story , un lujoso barco de buceo egipcio que, en cuestión de horas, se volcó y se hundió, dejando a 35 personas atrapadas. en las profundidades del océano. El saldo de esta tragedia fue devastador: 11 vidas perdidas y una historia de sobrevivencia marcada por el horror.
La noche que todo cambió
Era la noche del 25 de noviembre del año pasado cuando el Sea Story, un barco de buceo que había zarpado desde Puerto Ghaleb, Egipto, se volcó y se hundió. A bordo se encontraban 31 pasajeros internacionales y 15 miembros de la tripulación. Entre ellos, Lucianna Galetta, quien con voz entrecortada, narra las 35 horas de terror que pasó atrapada en la oscuridad del casco del barco, rodeada de agua y escombros.
“En ese momento, ya no pensaba en salvarme, sino en cómo preferiría morir”, cuenta Lucianna, quien fue una de las últimas en ser rescatada. Junto a ella, Christophe Lemmens y el instructor de buceo Youssef al-Faramawy se refugiaron en una burbuja de aire en la sala de máquinas, mientras las aguas subían y el naufragio parecía inevitable.
Un rescate que nunca llegó a un tiempo
Mientras el Sea Story se hundía, los sobrevivientes en la cubierta superior saltaron al agua, pero el verdadero horror vino después: la interminable espera por un rescate que no llegaba. Con las luces apagadas y sin comunicación con el exterior, Lucianna y sus compañeros se aferraban a la esperanza de que alguien, en algún lugar, intentara salvarlos.
La respuesta de las autoridades egipcias fue lenta y, según testimonios, la marina no estaba preparada para un rescate de estas características. “Esperamos 35 horas”, lamenta Lucianna. “No entiendo cómo no había buzos en los barcos militares egipcios para un rescate rápido”. Sin embargo, un héroe inesperado apareció en la escena: Khattab al-Faramawi, un instructor de buceo egipcio, se adentró en el naufragio y buceó por los pasillos sumergidos para rescatar a los atrapados. Primero rescató a Youssef, y luego, tras una hora más de espera, extrajo a Lucianna y Christophe. La salvación llegó después de un día y medio de angustia.
¿Qué daño le hizo al naufragio?
Las autoridades egipcias atribuyeron oficialmente el hundimiento a una ola gigante de hasta 4 metros, pero los testimonios de los sobrevivientes, respaldados por un análisis de un oceanógrafo experto, sugieren que las olas no superan los 1.5 metros. “Las condiciones no eran tan malas como nos dijeron”, asegura Sarah Martin, otra de los supervivientes.
La falta de mantenimiento adecuado y las fallas de seguridad fueron factores clave en la tragedia. A bordo del Sea Story , los muebles estaban mal asegurados, las balsas salvavidas carecían de comida y agua, y los equipos de seguridad eran defectuosos. “Nos dijeron que las balsas estaban equipadas con suministros, pero era mentira”, recuerda Sarah, visiblemente afectada.
El misterio sigue sin resolverse.
A más de un mes del naufragio, las preguntas sobre lo ocurrido aún no tienen respuestas claras. El gobierno egipcio abrió una investigación, pero las familias de las víctimas, como la de la pareja británica Jenny Cawson y Tarig Sinada, siguen esperando justicia. Ambos, buceadores experimentados, fueron trasladados al Sea Story en el último minuto, y sus cuerpos jamás fueron encontrados.
El turismo de buceo sigue siendo una de las actividades más populares en el Mar Rojo, pero la tragedia del Sea Story ha puesto de aliviar las deficiencias en la seguridad y la preparación de las empresas que operan en la región. Los sobrevivientes no solo exigen respuestas, sino que luchan para que se implementen medidas que impidan que otras personas sufran una tragedia similar.
Lucianna, al igual que los demás sobrevivientes, hace un llamado: “Nosotros tenemos suerte de estar vivos, pero hay muchas familias que no pudieron abrazar a sus seres queridos después de esta tragedia. Quiero que se haga justicia y que algo cambie para que esto no vuelva a ocurrir”.
El Sea Story no solo es un barco hundido en el Mar Rojo; es un recordatorio de los peligros ocultos bajo la superficie... y de la urgente necesidad de mejorar la seguridad en el sector del turismo de buceo.