OPINIÓN:
El papa Francisco ya está aquí en nuestro país y al entusiasmo que ya despertaban los miles y miles de peregrinos reunidos en Panamá, se le suma ahora su presencia.
En la misa de apertura de la JMJ, el pasado martes, monseñor José Domingo Ulloa hizo referencia a lo significativo de que este evento se realice en la periferia. Por diversas razones nos guste o no ni geográfica ni política, ni económicamente estamos en el centro del mundo, y en ese sentido que el Papa llegue hasta aquí implica un mensaje inspirador, desafiante e incluyente.
Inspirador porque busca contagiar con su testimonio y con su accionar; desafiante, pues plantea un modelo conceptual que no es el imperante, que reconoce la santidad de cada ser humano; e incluyente, porque nadie puede ni debe quedar por fuera de la sociedad.
Y viene a compartir con los jóvenes. El eje de su visita es el encuentro con ellos. Recuerdo que, en alguna etapa inicial de la planificación de su viaje, cuando se lanzaban decenas de ideas de lo que podría hacer aquí, alguien me hizo un comentario que me pareció muy atinado: No hay que verlo como una visita del Papa, sino como la Jornada Mundial de la Juventud.
PONTÍFICE
Uno de los títulos que lleva el Papa es el de Pontífice. Dicen que es una herencia que se recibió de los antiguos emperadores romanos. A mí me parece sumamente actual, pues su significado etimológico nos recuerda que su misión es construir puentes ('Pons' puente 'Facere' hacer) Viniendo a la periferia para reunirse con jóvenes, el papa Francisco hace honor a su título de Pontífice.
Por: Rabino Gustavo Kraselnik | Correo: rabinogustavo@kolshearith.org