“En todos los concursos y toda la vida, eso no es polémica ni problema”, declaró César Anel Rodríguez, director de Señorita Panamá, en una entrevista con Mi Diario en 2019.
En ese entonces, según una fuente, cada participante debía vender 40 boletos a 55 dólares cada uno, lo que en total sumaría 2,200 dólares por participante. Entre las 24 concursantes, la cifra total ascendía a 52,800 dólares.
Esta afirmación sobre la venta de boletos por parte de las aspirantes a la corona como una práctica normal ha cobrado relevancia recientemente, luego de que una ex participante del Miss Universe Panamá, quien prefirió mantener su anonimato, revelara a la Revista Ellas que las concursantes deben pagar una inscripción y vender boletos para los eventos.
Según la ex concursante, el proceso de inscripción incluye un pago de 650 dólares, algo que, asegura, le resultó “extraño” para un concurso que debería ser accesible para todos los talentos.
“Una chica sin recursos no puede participar si debe pagar 650 dólares”, comentó, comparando con otras organizaciones que se basan en patrocinios y no requieren de las concursantes ningún pago inicial.
Además, explicó que, para eventos como la gala preliminar y la final de Miss Universe Panamá 2024, realizadas en el Amador Convention Center, cada candidata debía vender 30 boletos con precios de 75 dólares para la final y 35 dólares para la preliminar.
“Era aproximadamente 5 mil dólares por cada una. Muchas personas no nos querían comprar los boletos, y resultaba frustrante porque las candidatas teníamos que cubrir el costo”, agregó la ex concursante, quien contó que necesitó ayuda externa para cumplir con esta exigencia.
Estas prácticas, según la misma, se extendieron a otros eventos como la gala de imposición de bandas en el Teatro Pacific, donde nuevamente tuvieron que vender 30 boletos a 35 dólares cada uno.
A raíz de este testimonio, se reavivan las críticas sobre el modelo de financiamiento en Señorita Panamá y las restricciones que podrían impedir la participación de jóvenes con menos recursos.
Las participantes también señalaron que el contrato con la organización limitaba su libertad de expresar preocupaciones sobre estos cobros y exigencias. “Sentíamos que no podíamos decir nada por el contrato”, compartió.
Frente a la polémica generada, Diamantina del Carmen Herrera, madre de César Anel Rodríguez y secretaria de la organización Señorita Panamá, defendió el cobro de la inscripción de 650 dólares.
Herrera argumentó que el concurso es una empresa privada, no una entidad gubernamental, y subrayó que organizar un certamen de belleza de esta magnitud implica altos costos de producción. Según sus declaraciones, esta tarifa es necesaria para cubrir los gastos que conlleva el evento y asegurar su realización con los estándares exigidos.
Hasta el momento, la Organización Señorita Panamá no ha emitido comentarios oficiales al respecto, mientras la opinión pública debate si estas prácticas de cobro y venta de boletos, defendidas por César Anel como “de toda la vida”, son justas o excluyentes en el contexto actual.