“En estos momentos, no reconozco ni a mi padre ni a mi hermano, igual que probablemente ellos no me reconocen a mí”, declaró el príncipe Enrique en una entrevista difundida este domingo por la cadena británica ITV, antes de que el martes se publique su autobiografía, titulada en español “En la sombra”.
El hijo menor de Carlos y Diana, que actualmente reside en Estados Unidos, afirmó que, pese a todo, quiere “reconciliarse” con sus parientes, aunque para que eso suceda deben “asumirse responsabilidades”, dijo.
“Nada de lo que he hecho a través de este libro o de otra manera ha sido con la intención de dañarlos o lastimarlos”, declaró, para añadir que ni Carlos III ni Guillermo “han mostrado ninguna disposición a la reconciliación”.
RIVALIDAD
En la entrevista con el periodista Tom Bradby, Enrique describe una relación de intensa rivalidad por parte de su hermano y acusa a “algunos miembros de la familia” de “acostarse con el diablo” en los medios de comunicación “para rehabilitar su imagen”, al tiempo que le desacreditaban a él.
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Por otra parte, en base a filtraciones del libro -que se puso a la venta prematuramente por error en España aunque luego se retiró de las librerías-, también se ha sabido que supuestamente el príncipe Carlos se sentía celoso de la popularidad de sus nueras.
UN PADRE CELOSO
De acuerdo con la prensa británica, que ha obtenido copias del volumen, el entonces príncipe de Gales se mostró reacio a apoyar económicamente a los duques de Sussex e incluso a los de Cambridge, Guillermo -ahora primero en la línea de sucesión- y Catalina.
Explica que, antes de casarse con Meghan, su padre le preguntó si ella seguiría trabajando como actriz y, cuando él le dijo que no porque seguramente se trasladaría a vivir al Reino Unido, el hoy rey le advirtió de que “no había dinero de sobra” para mantenerla.
Duda de estas presuntas dificultades financieras al concluir que la finca de su progenitor en el ducado inglés de Cornualles es “tremendamente lucrativa”.
Interpreta entonces que lo que no quería Carlos es que una “nueva y resplandeciente” miembro de la monarquía, Meghan, “le robara el protagonismo”, según la prensa británica.
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Enrique argumenta que su padre ya había experimentado antes esta sensación y no le gustaba, en aparente alusión a la popularidad de Diana, fallecida en accidente de coche en 1997.
En otra parte del libro, el príncipe revela también que a Carlos no le gustaba que Guillermo y Catalina recibieran demasiada atención de los medios de comunicación, y asegura que en 2015 manifestó su descontento con la cobertura que recibían.
“Willy (Guille) hacía todo lo que él quería y, a veces, no quería que hiciera mucho, porque a mi padre y a Camilla no les gustaba que Willy y Kate recibieran demasiada publicidad”, escribe, de acuerdo con la prensa británica.
Afirma que, antes de un compromiso público en particular, el personal de Carlos insistió en que Catalina no fuera fotografiada sosteniendo una raqueta de tenis, ya que, aduce, “sin duda ese tipo de foto habría sacado a papá y a Camilla de todas las portadas”.
Los medios británicos han publicado en los últimos días múltiples revelaciones extraídas de la biografía de Enrique y de las entrevistas que ha concedido a cadenas estadounidenses y a la británica ITV, que la difunde en su totalidad este domingo.
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DISCUSIÓN POR MEGHAN
Entre otras cosas, se ha publicado que Guillermo agredió físicamente a Enrique tras mantener una discusión sobre Meghan; que Enrique mató a 25 talibanes como piloto de helicópteros en Afganistán; que perdió la virginidad a los 17 años con una mujer mayor fuera de un pub lleno de gente; que consumió cocaína a los 17 y setas mágicas a los 31; y que se le congeló el pene en un viaje a la Antártida.
Además, según la prensa, Enrique dice que ambos hermanos imploraron a su padre que no se casara con Camila; que Carlos ni siquiera le abrazó cuando le comunicó la muerte de su madre y que fueron Guillermo y Catalina los que le animaron a ponerse un disfraz de nazi en una fiesta en 2005.
SOLO LLORÓ UNA VEZ
Recordó que “solo lloró una vez”, durante el entierro, por la pérdida de su madre, la princesa Diana, fallecida en un accidente de coche en 1997.
Confiesa haberse sentido “culpable” por esa incapacidad de llorar, que atribuye a su restrictiva educación.
Según extractos de esta entrevista, que se emite en su totalidad este domingo a las 21 GMT, Carlos ni siquiera le abrazó cuando le comunicó la muerte de su madre sentado en su cama en el castillo escocés de Balmoral.
Enrique revela también que el hermano de Diana, el conde Carlos Spencer, se opuso inicialmente, calificándolo de “barbaridad”, a que Guillermo y Enrique, entonces de 15 y 12 años, caminaran detrás del ataúd de su madre durante la procesión pública por su entierro, un acto que afectó profundamente a los menores.
El príncipe de 38 años dice que él y seguramente también su hermano -el actual heredero al trono- se sintieron culpables al ver y estrechar la mano a miles de ciudadanos que lloraban, cuando ellos no eran capaces de demostrar emoción.
“Había 50.000 ramos de flores para nuestra madre y ahí estábamos, estrechándole la mano a la gente, sonriendo…”, rememora Enrique, que agrega que luego entendieron por qué tenían las manos “mojadas”, era “de secarse las lágrimas”.
“Todo el mundo pensaba y sentía que conocía a nuestra madre, y las dos personas más cercanas a ella, las dos personas que ella más amaba, no pudieron mostrar ninguna emoción en aquel momento”, declara al periodista Tom Bradby en “Enrique: La entrevista”.
Explica asimismo que recreó el viaje en coche que llevó a la muerte de su madre el 31 de agosto de 1997 en un túnel en París, con la esperanza de poner fin “a una década de dolor implacable”.
La entrevista de ITV es una de cuatro -el resto, con cadenas estadounidenses- que Enrique ha concedido antes de que el 10 de enero salga a la venta su libro, en inglés “Spare” (El repuesto - como llama la aristocracia inglesa al segundo hijo, suplente del heredero).
En otros extractos de las declaraciones a ITV, Enrique defiende su decisión de contar su versión de la historia (“no veo cómo no hacerlo puede servir de algo”, dice). EFE