Desde que el mundo es mundo, el hombre se ha sentido atraído por distintas partes del cuerpo de la mujer. Que si una pechonalidad generosa, unos labios carnosos y sugerentes, que si unas piernas bien torneadas, pero entre todo el arsenal femenino hay una parte que ocupa un lugar especial... el trasero. ¿Y es que qué hombre se podría resistir a unas nalgas redonditas y firmes?
En épocas pasadas un buen trasero era una señal para el cerebro de que una mujer era sana y fértil. Pero las nalgas no son solo un signo de fertilidad, también es una zona desconocida, que fascina a los hombres por otras razones.
Sin embargo, un estudio realizado por científicos de la Universidad de Bilikent, en Turquía, quienes analizaron los gustos de 300 hombres, llegó a una conclusión diferente. Ellos dicen que los caballeros se sienten atraídos por aquellas espaldas que están curvadas a 45° de las puntas de las pompis. Esto quiere decir que en realidad la atracción no la generaría el trasero, sino la curvatura de la columna, pues “en el pasado las mujeres con esta estructura pasaban mejor los embarazos, lo que las hacía más atractivas para la reproducción”.
“La curva les permitía a las mujeres ancestrales desplazar el centro de su masa corporal sobre sus caderas durante el embarazo, una época donde el peso pasa a centrarse de manera dramática en el centro del cuerpo evitando lesiones y fatiga muscular”, explica el doctor David Lewis, del centro de estudios turco.
Aunque entiende que se necesita investigar más sobre el tema, Lewis afirma que a los hombres les gustan, no las colas, sino las columnas de las mujeres.
Para realizar el estudio se les mostraron a hombres siluetas con distintas curvaturas y ellos las calificaron según el nivel de atracción. Ellos se manifestaron atraídos de manera significativa por aquellos cuerpos con una curva en la columna de unos 45,5° y que esa preferencia era producto del tamaño de la cola.
Territorio secreto
Investigaciones aparte, lo cierto es que un buen trasero es también fuente de fantasías sexuales. Y es que a los hombres les gusta amasar cosas, agarrarlas y golpearlas, y el trasero es el atributo perfecto, en el que pueden experimentarse a sí mismos. No solo nos referimos a los juegos de cama, sino también en público mientras se hacen las cosas cotidianas. Parece que así muestran los hombres lo que tienen y están orgullosos de su selección de calidad. Y se relajan gratis.
La cultura popular celebra los traseros grandes, por lo que no es de extrañar que los quieran. Y esto ha provocado que las mujeres imiten a las famosas haciendo ejercicios enfocados precisamente en esta parte del cuerpo para resaltarla y llamar la atención.
Así que, amiga lectora, si Dios te dotó de una cola grande y llamativa, lúcela con seguridad y confianza. No faltarán ojos que la admiren.