Tras el fallecimiento hoy viernes de Felipe, duque de Edimburgo, quien por más de 63 años fue el esposo de la reina Isabel II del Reino Unido, muchas son las anécdotas sobre este personaje real.
Una de ellas concierne a Panamá, y se desarrolló el 29 de noviembre del año 1953, justo unos días después de que la joven República celebrará el cincuentenario de su Separación de Colombia. La mañana de ese día arribaron a tierras panameñas la reina Isabel II y su esposo el hoy fallecido príncipe Felipe, para lo que sería la primera visita a un país extranjero no perteneciente a la Mancomunidad Británica desde que había asumido la corona unos meses antes.
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Un total de 21 cañonazos daban la bienvenida a la pareja real al Puerto de Cristóbal en la provincia de Colón, mientras que el presidente José Antonio Remón Cantera y el gobernador de la Zona del Canal John States Seybold, le daban el recibimiento oficial. El pueblo colonense se lanzó a las calles para saludar a tan ilustres visitantes quienes unas horas más tardes serían recibidos en la ciudad capital
Las esclusas de Miraflores donde fueron invitados de honor en la torre de control fueron su primer destino en el Pacífico, para luego acudir a una recepción en su honor ofrecida por la embajada británica, una visita al Palacio de las Garzas donde hubo intercambio de condecoraciones, el presidente Remón le impuso el Gran Collar de la orden Manuel Amador Guerrero, gesto al cual respondió la soberana con la entrega al mandatario panameño de la orden del Imperio Británico. La visita finalizó con una fiesta en su honor en el Club Unión.
Funeral
Se pudo conocer que a petición del fallecido príncipe Felipe, su funeral no será de Estado pues sus deseos es que se le realizase una ceremonia lo más sobria posible y de carácter militar, pues gran parte de su vida la dedicó a servir a la marina real. Tampoco habrán grandes multitudes en las exequias pues a la misma solo serían convocados familiares y amigos personales del Duque de Edimburgo, además de un pequeño número de jefes de Estado pertenecientes a la Mancomunidad Británica de Naciones.
Sobre sus restos los mismos reposarían momentáneamente en el Palacio de St. James, mismo lugar donde estuvo el féretro de la Princesa Diana de Gales en 1997 hasta que se realizaron sus funerales. La ceremonia fúnebre propiamente dicha tendría lugar en la capilla de San Jorge del Castillo de Windsor. El Diario español ABC en su versión digital destacó que debido a lo sobria que sería la ceremonia es muy probable que los restos de Felipe descansen en los jardines de Frogmore, en la propiedad del Castillo de Windsor, mismo lugar en donde yacen enterrados la Reina Victoria y el Príncipe Alberto.
Se estipula que el luto oficial que guardaría la reina Isabel II sería de unos ocho días.