La princesa de Gales, Kate Middleton, hizo su segunda aparición pública desde que se le diagnosticó cáncer para presenciar la final masculina de Wimbledon. Acompañada por su hija Charlotte y su hermana Pippa, Kate entregó el trofeo al ganador, el español Carlos Alcaraz, quien se impuso a Novak Djokovic.
Aunque Kate se mostró alegre y relajada en general, algunos expertos en lenguaje corporal notaron ciertos gestos que indicarían que aún no se encuentra en su mejor momento de salud
Kate, vestida de un morado intenso, uno de los colores conocidos por usarse en la realeza, parecía relajada y elegante llegó una hora antes del comienzo de la final al palco y fue recibida con una fuerte ovación por el público que ya poblaba gran parte de las gradas de la pista Central del torneo. Kate -que según la última actualización médica ha hecho progresos en su lucha contra la enfermedad, pero continúa recibiendo quimioterapia- disfrutó del partido, charlando con su hija y su hermana y saludando al público.
Tras la entrega del trofeo a Alcaraz, también departió con los recogepelotas antes de asistir a las entrevistas a pie de pista con el campeón y el finalista.