Es injusto criticar con todas las de la ley la nueva cinta del director panameño Arturo Montenergro, “Todos cambiamos”, porque la verdad es que aunque cada vez se ven más producciones, Panamá está en pañales en el cine.
Pero dejando las pinzas, “Todos cambiamos” es una cinta necesaria en momentos donde todo lo desconocido es satanizado.
Antes de que estrenara la película, un grupo conservador no quería su proyección porque consideraba que “las nuevas familas” eran una aberración y que son un invento de una supuesta “ideología de género”. La molestia también llegó porque la película tiene varios niños actores.
Pues lamento decepcionarlos, porque es una cinta de lo más familiar y sin cosas morbosas. Me atrevo a decir que cualquier menor de edad podría verla, pues lo único que encontrarán será una lección de respeto al prójimo.
Me gustó mucho que se reflejan en la producción varios de los estereotipos de los panameños en torno al tema y la falta de educación sexual.
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La peli habla de la transformación de Federico (Arantxa de Juan), un padre de familia que decide gritarle al mundo que es Lizzie, una mujer trans.
Por cierto, la actuación de la española Arantxa fue impecable, por no decir super wao.
Otro punto fuerte fue la fotografía, que destacaba la hermosura de las tierras altas de Chiriquí y Tailandia.
Lo flojo fue que es un tema que ya se había abordado en el séptimo arte y no necesariamente aportó algo diferente. Recordé por momentos la cinta “Una mujer fantástica”.
Por último, destaco que Tailandia no se aprovechó al 100%, esperé más, pero, en general, bien y aplaudo de pie porque de seguro “Todos cambiamos” ya marcó precedentes.
Si decide ir a verla, sáquese de la cabeza cualquier complejo, y si está en contra, mejor no pierda su tiempo.
Por todo lo anterior le damos 3 mangotines y medio de 5 a la producción panameña que busca optar por un premio Oscar