Pete Rose, considerado uno de los mejores bateadores en la historia de las Grandes Ligas, sigue siendo una figura divisiva en el béisbol. Con 4,256 hits en su carrera, superó a grandes leyendas como Ty Cobb y Hank Aaron. Sin embargo, su legado quedó manchado por un escándalo de apuestas que lo llevó a la expulsión del deporte en 1989.
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Rose apostó en juegos mientras era mánager de los Cincinnati Reds, lo que violó las reglas de la Grandes Ligas. Aunque nunca apostó en contra de su equipo, la liga decidió mantenerlo fuera del Salón de la Fama.
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En 1990, también enfrentó problemas legales por evasión de impuestos, por lo que cumplió cinco meses de prisión.
Ahora, Donald Trump ha anunciado un indulto póstumo para Rose, avivando el debate sobre si merece ser reconsiderado para la inmortalidad del béisbol. ¿Es momento de reconocer su impacto en el deporte más allá de la controversia?