La Supercopa de Europa ha sido históricamente una competición cargada de emoción, donde los campeones de la UEFA Champions League y la UEFA Europa League se enfrentan en un duelo que, a menudo, se decide en el tiempo extra o en la tanda de penaltis. Sin embargo, la reciente modificación del reglamento por parte de la UEFA ha alterado este panorama, eliminando la posibilidad de prórroga en caso de empate tras los 90 minutos reglamentarios. El ganador se decidirá directamente en la tanda de penaltis.
Este cambio, que entró en vigor la temporada pasada, representa una significativa desviación de la tradición. Anteriormente, la prórroga era casi un ritual en la Supercopa, un periodo de 30 minutos adicionales que añadía una capa extra de tensión y emoción al partido. Desde 2013, ocho de las once finales se decidieron en este tiempo extra o en la tanda de penaltis, lo que subrayaba la importancia de la resistencia física y mental en los equipos.
La decisión de eliminar la prórroga responde a varios factores. Primero, la UEFA busca reducir el desgaste físico de los jugadores en una temporada ya cargada de competiciones. Con los equipos disputando múltiples torneos a lo largo del año, la eliminación de estos 30 minutos adicionales puede ser vista como una medida para proteger la salud de los jugadores. Además, se pretende evitar la prolongación excesiva de los partidos, facilitando una resolución más ágil del campeón.
Sin embargo, esta modificación también ha generado debates entre los aficionados y expertos del fútbol. Por un lado, la eliminación de la prórroga podría quitar parte de la esencia de la Supercopa, donde la resistencia y la capacidad de mantener la concentración en momentos críticos eran factores determinantes. Por otro lado, la resolución directa en la tanda de penaltis podría intensificar la emoción, llevando el desenlace del partido a un momento de máxima tensión en el que cada disparo desde los once metros es decisivo.
En la edición de la Supercopa del año pasado, esta nueva norma ya se aplicó cuando el Manchester City y el Sevilla llegaron al final de los 90 minutos con un empate 1-1. Los ciudadanos se alzaron con el título tras vencer en la tanda de penaltis, dejando claro que la nueva reglamentación no restará emoción a la competición, sino que cambiará la forma en la que los equipos abordan estos decisivos encuentros.