El BMX Freestyle es más que acrobacias en dos ruedas; es una expresión de creatividad y destreza. Esta disciplina, que nació como un condimento en las carreras de Bicicross a finales de los años 70, rápidamente evolucionó hasta ser ‘riders urbanos’ que desafían barandillas y escaleras con sus grinds y giros de 360°. que han conquistado muchas ciudade,s en todo el mundo.
Uno de los pioneros de este movimiento fue Bob Haro, quien llevó el BMX Freestyle a todo Estados Unidos con sus demostraciones, inspirando a miles de jóvenes. Haro, incluso, dejó su huella en Hollywood como doble en “E.T., el extraterrestre”, protagonizando la icónica escena de la huida en bicicleta.
Con el tiempo, los riders se cansaron de las pistas y parques. Así nació el BMX Street, donde cualquier elemento urbano –desde barandillas hasta bancos y escaleras– se convirtió en una oportunidad para realizar trucos espectaculares. Los ciclistas desarrollaron habilidades impresionantes, como deslizarse por pasamanos con grinds o hacer giros de 360° sobre los bordillos, elevando esta disciplina a otro nivel.
La evolución del BMX Street también trajo consigo cambios en las bicicletas. Las nuevas monturas tienen ángulos más pronunciados, son más ligeras y maniobrables, y muchas veces prescinden de frenos para permitir movimientos más fluidos. La estabilidad quedó en segundo plano porque aquí la velocidad no es prioridad. Lo que importa es la precisión, el control y la creatividad para aprovechar al máximo los elementos urbanos.
El BMX es, sin duda, más que un deporte: es un estilo de vida. Cada salto, giro y truco refleja la pasión y la libertad de quienes transforman el espacio urbano en su escenario personal. Estos riders no solo conquistan las calles, sino también los corazones de aquellos que disfrutan de su arte sobre dos ruedas.