El regreso de Sammy Sosa a los Chicago Cubs parece más cerca que nunca tras dos décadas de distancia entre el equipo y uno de los mejores jugadores de su historia. La disculpa pública del dominicano por su uso de esteroides y la declaración del presidente Tom Ricketts, mostrando intenciones de invitarlo a la Convención de los Cubs, han encendido las esperanzas de una reconciliación que muchos consideran necesaria y tardía.
Sammy Sosa fue el corazón del béisbol en Chicago durante los años 90 y principios de los 2000. Su aura dentro y fuera del campo electrizó a una generación de fanáticos, especialmente en 1998, cuando él y Mark McGwire lucharon por romper el récord de jonrones en una sola temporada. Sosa terminó el año con 66 cuadrangulares y un impacto cultural que trascendió el deporte.
Sin embargo, la controversia por el uso de sustancias prohibidas manchó su legado. A pesar de ser el único jugador de los Cubs en alcanzar la marca de 60 jonrones en tres temporadas diferentes, la relación entre Sosa y la franquicia quedó fracturada tras su salida en 2004.
Con la disculpa de Sosa y la apertura de los Cubs para tenderle la mano, esta historia podría dar un giro inesperado. Según un estudio reciente, el 65% de los fanáticos de los Cubs apoyan su regreso al equipo, ya sea como embajador o como figura clave en la historia del club.
Sammy Sosa no solo es recordado por sus estadísticas impresionantes, 609 jonrones y un OPS de .878 a lo largo de su carrera, sino también por el carisma que inspiró a jóvenes fanáticos, muchos de los cuales vieron en él un héroe que hacía soñar con lo imposible.