Caleb Williams, el prometedor novato de los Chicago Bears, está atrapado en medio de una temporada que se ha convertido en un caos absoluto. La derrota 19-3 ante los New England Patriots marcó un nuevo capítulo en la frustrante historia reciente de los Bears, quienes despidieron al coordinador ofensivo Shane Waldron tras una ofensiva incapaz de anotar touchdowns en tres partidos consecutivos.
Caleb Williams final drive against the Packers.pic.twitter.com/yPExwqXyU3
— Dave (@dave_bfr) November 17, 2024
Sin embargo, la crisis va mucho más allá de un cambio en el cuerpo técnico.
Con Matt Eberflus como entrenador, los Bears parecen carecer de una visión clara para desarrollar a Williams, un jugador con talento innegable pero que ha sufrido las consecuencias de un sistema roto. Williams ha sido el mariscal más capturado de la NFL, en gran parte debido a una línea ofensiva inestable y a la falta de sincronización en las rutas de sus receptores. Además, su tendencia a retener el ovoide durante más de seis segundos ha puesto aún más presión sobre un equipo que no encuentra su identidad ofensiva.
Thomas Brown, ahora coordinador ofensivo interino, intentó realizar ajustes al darle mayor protagonismo al juego terrestre y acelerar las decisiones de Williams. Aunque hubo mejoras, la frustración persiste tanto dentro del vestuario como entre los fanáticos, quienes llevan años esperando estabilidad en la posición de mariscal.
La situación de Williams no solo es un desafío para el novato, sino también un reflejo de las fallas estructurales de los Bears. Chicago necesita con urgencia una mente ofensiva brillante que pueda maximizar el talento de Williams y darle la confianza necesaria para liderar al equipo a largo plazo.
El tiempo corre para los Bears. Sin una dirección clara, el futuro de Caleb Williams, y el de la franquicia, podría convertirse en otra oportunidad desperdiciada en la historia de Chicago.