El tiempo pasa rápido y ya hoy se cumplen 26 años del debut del primer pelotero herrerano en las Grandes Ligas, el jugador de cuadro interior Olmedo Sáenz.
Fue un 28 de mayo de 1994 cuando los Medias Blancas de Chicago decidieron darle a Sáenz la oportunidad de cumplir su sueño de estrenarse en el ‘big show’ en un duelo ante los Orioles de Baltimore que se realizó en el viejo Comiskey Park.
Saénz, en ese entonces con 23 años fue llamado al equipo grande desde Triple A para suplir la ausencia del estelar tercera base Robin Ventura quien se había lesionado. El mánager Gene Lamont lo colocó como séptimo bate en una alineación que incluyó a dos jugadores que ahora son parte del Salón de la Fama, Tim Raines y Frank Thomas.
De aquellos primeros días de experiencia en el máximo nivel, Sáenz guarda muchos recuerdos en su mente pues según dijo muchas veces esas cosas suceden cuando tu menos lo esperas.
"Yo estaba jugando en Triple A y cuando se acabó un juego en Buffalo, Nueva York me llamó el mánager para decirme que tenía que estar al día siguiente pues iba a jugar tercera base. Que me habían subido al equipo de grandes ligas porque Ventura había tenido una lesión”, recordó.
“Cuando me dieron esa noticia fue difícil de creer y a la vez una gran emoción. Lo primero que hice fue llamar a mi mamá y mi papá para comunicarle la noticia. Obviamente ellos quedaron más contentos que yo”, agregó al que apodaban 'Killer Tomato en su época de jugador.
LATINOS LO ACUERPAN
Al día siguiente de recibir la noticia de su llamado, Sáenz tomó un vuelo de Nueva York hacia Chicago. Ya al llegar al coliseo fue acuerpado de inmediato por varios de los latinos que estaban en esa novena como los venezolanos Ozzie Guillén y Wilson Álvarez, así como los puertorriqueños Joey Cora y Roberto Hernández, entre otros.
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“Los latinos me ayudaron muchísimo. Me dijeron: 'ya estás aquí, disfruta del momento pues esto es un juego igual pero con más gente. Ellos me dieron todo ese apoyo porque no es fácil”, recordó.
“Durante la práctica de bateo yo me la pasaba era mirando para las gradas tan altas, ver a la gente llegar al estadio. Imagínense, un muchacho del Anonal de Chitré donde en ese momento no había ni 60 mil habitantes y pensar que todos cabían en ese estadio”, comentó.
POR POCO TIRA TODO AL TRASTE
Pero el camino de Sáenz hasta las mayores no fue fácil y menos porque él mismo casi tira todo por la borda.
Y es que antes de los Medias Blancas hubo otra organización que trató de firmarlo. Esos fueron los Reales de Kansas City.
“Iba a firmar con los Reales por 7,500 dólares. Ya estaba todo listo, simplemente tenía que firmar y me mandaron a Dominicana, pero allá formé un lío, me hizo falta la casa, la familia y me regresé. Me devalué, ya la gente no no confiaban en mi”, aceptó.
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Pero su talento en el deporte permitió que Chicago, a través del buscador de talento Miguel Ibarra decidieran darle el chance y en 1991 lo firmaron por un bono de 5 mil dólares.
Tres años más tarde tocaría las nubes con esa organización, aunque allí no recibió muchas oportunidades de establecerse debido a la presencia de Ventura y también porque varias lesiones le afectaron.
En 1999 se va a los Atléticos de Oakland donde estuvo hasta el 2003, aunque este último año no vio acción en la carpa grande debido a una lesión en uno de sus tendones de Aquiles.
Sus últimas cuatro campañas las jugó del 2004 al 2007 con los Dodgers de Los Ángeles. En el 2008 firmó un pacto de ligas menores con los Mets de Nueva York, pero tras no hacer el equipo grande decide retirarse como jugador.
“Definitivamente va a quedar para toda mi vida. Poder lograr ese sueño que uno tenía desde muy niño, llegar a grandes ligas y muy agradecido con Dios por esa dicha”, sentenció el hombre que en su primer turno en Grandes Ligas contra Ben McDonald logró conectar de imparable, algo que solo otros cinco panameños, entre ellos Rod Carew han hecho.