El Mundial es como un suspiro: así de veloz, así de nostálgico. La primera fase ya es pasado, 48 partidos se pasaron a ritmo fugaz, con todos los ingredientes de un Mundial: la euforia, la emoción, el encanto y el desencanto, el llanto feliz y el llanto-llanto; el VAR que define si los festejos son legítimos o falsos; las selecciones grandes que se creyeron chicas, y unas chicas que se sintieron grandes.
Ha pasado tanto...
La primera fase dejó de todo, pero el dato contundente es que ningún equipo fue capaz de ganar sus 3 partidos, ni siquiera Brasil, ni siquiera Francia. Todos se dieron cuenta de que no hay imbatibles, es que el Mundial es para que los favoritos sufran si deben, y los descartados se animen si quieren: que lo digan la Alemania campeona mundial y la Bélgica que era primera del ranking Fifa y se fueron con la cabeza en el piso, mientras otras selecciones demostraron que en un Mundial puede alcanzar con el coraje, como Corea o Japón o Marruecos.
Lo que sí hubo fue muchos goles y golazos para todos los paladares de gol, uno en especial sobresalió, la chalaca tijera del brasileño Richarlison a Serbia. Un Mundial necesita de esas piruetas y de estos artistas. Pero fueron muchos goles para escoger. 120.Inglaterra se dio un festín al golear a la local Irán 6-2.
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Pero España entró al baile con una victoria más implacable contra Costa Rica, 7-0. Fueron los dos resultados más escandalosos por lo abultados de la primera fase. Esa derrota de Costa Rica le dolió también a Colombia, porque su representante en Catar, Luis Fernando Suárez, era el que estaba en el banquillo sufriendo cada daga.
El Mundial reclama a las estrellas
Pero claro, el Mundial reclama a las estrellas, a los que no llegan a improvisar sino a resplandecer.Messi superó el hoyo negro que fue la derrota de Argentina con Arabia y lideró a su selección a octavos. Hoy se ve fuerte.Cristiano Ronaldo ya pasó a la historia por anotar en cinco mundiales seguidos con Portugal, y sigue.Mbappé demuestra que es un monstruo atleta dispuesto a mucho más con Francia. Neymar quedó en suspenso, pues su lesión en el primer partido de Brasil eclipsó su brillo. Todavía se lo espera.
Ojalá su tobillo lo permita.Y así como hay estrellas, también hay héroes emergentes, como el portero polaco Szczesny, una montaña con guantes que se quedó. O el ecuatoriano Enner Valencia, que hizo tres goles y se fue.Sin embargo, cada genialidad de la cancha está condicionada por la llamada tecnología semiautomatizada que de solo nombrarla da escozor, y que asumió la responsabilidad del veredicto, que sea ella con el VAR la que enfrente la crítica de sus sentencias: los fueras de lugar en los que parece que el adelantado no es el jugador sino su sombra, o los penaltis que no los entiende ni el árbitro que los pita o los deja de pitar.
La mayor controversia, quizá, fue la del partido Japón-España, en la fecha final del grupo E, cuando la pelota en un ataque nipón traspasó –¿traspasó?– la línea final antes del gol de la victoria. A los ojos humanos, afuera. A los ojos de la tecnología, adentro: ¿acaso fue la sombra de la pelota la que se aferraba a la línea?Las imágenes en 3D, las que nadie vio en el estadio ni en la TV, le dan la razón al VAR.En temas arbitrales, el Mundial ya deja una novedad histórica, la presencia de las mujeres para dar justicia. Stéphanie Frappart, árbitra francesa, se convirtió en la primera mujer en pitar en un partido del Mundial, ella y sus asistentes, la brasileña Neuza Back y la mexicana Karen Díaz en Alemania vs. Costa Rica.
Y para que no quede duda de que el Mundial es el Mundial, también hubo reivindicación política: con la Alemania que se tapó la boca en protesta por el veto al arcoíris LGBT en Catar, o la Irán que calló el himno de su país en protesta a su país.Así fue la primera fase. Ahora viene un Mundial que puede ser más Mundial. Y será fugaz, otro suspiro y que grite el campeón.
Con información El Tiempo.