Mat Hoffman, apodado el “Cóndor”, ha sido una figura legendaria en el BMX freestyle desde sus primeros días como profesional a los 15 años. Su pasión y dedicación al deporte lo han llevado a soportar lesiones casi letales, como separarse la clavícula, fracturarse una costilla y colapsar los pulmones. Sin embargo, su respuesta a estos golpes no es más que una risa y un regreso constante a las rampas.
Hoffman ha acumulado más operaciones de ligamento cruzado anterior que cualquier otro ciclista, y una de ellas fue realizada sin anestesia. Estas hazañas son solo una muestra del límite que este pionero ha estado dispuesto a empujar. Desde sus primeros días montando en solitario en Oklahoma, Mat siempre ha visto más allá de los obstáculos. Con apenas 11 años, participó en su primer concurso en el Madison Square Garden, donde rápidamente destacó por ir más alto que todos los demás.
Pero no se detuvo allí. Hoffman no solo rompió barreras en el deporte, sino que las desmanteló por completo. Inventó trucos que hasta entonces parecían imposibles, como el flip fakie y el flair. Su truco más famoso, el 900, redefinió lo que se podía hacer en BMX. No solo ejecutó este truco una vez, sino que lo perfeccionó hasta el punto de hacerlo sin manos, lo que lo llevó a lograr uno de los momentos más memorables en la historia de los X Games.
Además de sus logros personales, Mat ha sido un defensor incansable del deporte. Fundó su propia compañía de bicicletas, Hoffman Bikes, durante un período en el que el BMX estaba en crisis, asegurando que las generaciones futuras tuvieran el equipo adecuado para seguir su ejemplo.
Hoy en día, aunque ya no compite con la misma frecuencia, su legado vive en cada truco que los ciclistas intentan y en cada rampa que desafía las leyes de la física. Mat Hoffman ha demostrado que, con pasión y perseverancia, no hay límite para lo que se puede lograr en BMX.