Un partido de futsal en una favela en Brasil, se convirtió en toda una odisea cuando el árbitro dictaminó un penal y el cobrador vivió minutos intensos previo a cobrar la falta. El momento del remate se cargó de tensión para el ejecutante: antes de patear, un rival le apuntaba a la pelota con un arma.
El video se hizo viral en las redes sociales. En número 11 del equipo amarillo, con la leyenda “Pandilia 19” en la espalda, espera que los “auxiliares”, retiren al público del espacio mínimo para poder ejecutar el penal. El jugador espera, con la pelota debajo del brazo.
Un hombre con la camiseta del Corinthians lo increpa y lo insulta al oído. El penal es decisivo, el 11 amarillo espera por su momento. Pero los rivales (de verde, negro y blanco) están parados a menos de un metro de la pelota, que ya espera la ejecución en el punto acordado.
Se forma un pasillo entre la pelota y el arco. El jugador de camiseta amarilla recibe todo tipo de agravios de un lado, mientras sus compañeros lo alientan e intentan calmarlo.
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Detrás del arco, una construcción precaria de ladrillos apenas se sostiene -repleta de vecinos- erguida sobre la cabeza del arquero que empieza con los movimientos distractivos para desconcentrar al pateador. El ambiente está tenso. De fondo se escucha una máquina que trabaja, como si fuera una sierra eléctrica.
El jugador encargado del penal toma carrera y un hombre con campera azul y gorra saca un arma y le apunta a la pelota. Entre el cañón y la redonda apenas hay centímetros de distancia. Así, en ese contexto, el número 11 inicia su carrera: La historia termina en forma inesperada ... para salir con vida de esa favaela.
El cobrador erró el penal y se desató la algarabía del equipo rival y sus fanáticos, entre ellos el hombre armado. Se imaginan si hubiera sido gol.