Lionel Messi debería acudir este domingo a la Ciudad Deportiva del Barcelona para someterse a las pruebas médicas previas al inicio de la pretemporada que incluyen los test PCR por la COVID-19 y si el último miércoles, un día después de remitir un burofax a las oficinas del club solicitando la rescisión de su contrato, mantenía la intención de presentarse para mostrar una imagen de normalidad, a 24 horas de la cita la situación no está, en absoluto, tan clara.
“Mientras esté bajo la disciplina del club cumplirá escrupulosamente con sus obligaciones; no se trata de ningún gesto dirigido a evitar un conflicto, sino, simplemente, de actuar con normalidad”, convino en un principio a ESPN Digital una fuente próxima al futbolista argentino, descartando esa postura de fuerza que se interpretó desde el mismo martes, cuando envió al club el burofax... Con el paso de los días, sin embargo, la situación ha variado.
De esta manera, entre los asesores de Messi existe la opinión de que el jugador no debería reintegrarse a la disciplina azulgrana por cuanto desde el mismo momento en que el Barça recibió la notificación la relación entre las dos partes está rota, es inexistente (a falta de una resolución oficial) y por tanto no sería necesaria la presencia de Leo en las instalaciones del club.
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La decisión final se debería tomar, por parte del equipo legal que trabaja para el argentino, durante este mismo sábado, mientras en el seno del Barcelona no se quiere hacer ninguna clase de valoración al respecto, entendiendo que no hay ninguna razón legal por la que Messi no se presente a las pruebas médicas y constantando que de no hacerlo infringiría el codigo interno.
De acuerdo con este código interno del Barça, no presentarse a las pruebas médicas del domingo sería una falta leve, que se convertiría en grave si mantuviera la misma postura el lunes, faltando dos días seguidos y provocando que el Barcelona debiera abrirle un expediente disciplinario tal y como ocurrió con Arthur, que podría desembocar en una suspensión de empleo y sueldo previo a una sanción económica por falta muy grave.
TENSIÓN
Durante la tarde del viernes, entendiéndose que las posturas de las dos partes, Messi y el club, se mantenían absolutamente distantes, se vivió un nuevo capítulo de lo que puede considerarse una guerra sin vuelta atrás, cuando al deseo expresado por el futbolista de celebrar una reunión entre sus abogados y los representantes del Barcelona para desencallar la situación, desde la entidad se rechazó cualquier tipo de entendimiento bajo esa premisa.
En el Camp Nou se sostiene, invariable, que Leo es intransferible, que entra en los planes deportivos del club y que “de ninguna manera” se tratará su posible marcha, ni en forma de traspaso. Llegado el caso, hoy por hoy, el Barça solo entiende la salida del astro argentino a través del pago de los 700 millones de euros que establece su cláusula de rescisión.
Con estas premisas, esperando a que este sábado pudieran producirse novedades y más aún a que el jugador pudiera romper su silencio, su presencia, o ausencia, en las pruebas médicas del domingo se interpreta como un nuevo capítulo de este divorcio nada amistoso.
Fuente Espn