El 12 de febrero de 2025 quedará grabado en la historia reciente de los San Antonio Spurs. Ese día, Victor Wembanyama disputó su último partido de la temporada antes de ser diagnosticado con una trombosis venosa profunda en el hombro derecho.

Un golpe devastador no solo para el jugador, que ya había sido All-Star en su segundo año, sino para toda una franquicia que tenía aspiraciones reales de postemporada.

La tragedia no vino sola.
Gregg Popovich, leyenda viva de la NBA y arquitecto de la cultura Spurs, sufrió un derrame cerebral y anunció que no regresará esta temporada. La dupla que prometía llevar nuevamente al equipo al estrellato quedó fuera del tablero.
Sin embargo, entre las sombras aparece una luz. San Antonio posee 17 selecciones de Draft entre 2024 y 2031. Y con un récord actual de 30-39, las chances de participar en el play-in son escasas.

¿Y si esto fuera positivo?
El recuerdo de la temporada 1996-97 es inevitable. Las lesiones de David Robinson y Sean Elliott hundieron al equipo, pero esa caída les permitió obtener el pick 1 de 1997 y seleccionar a Tim Duncan, dando inicio a una dinastía de cinco títulos.
Hoy, Wembanyama podría volver el año próximo. Popovich también. Y si el escenario esta a favor, los Spurs podrían sumar un nuevo talento generacional. Además, el equipo no está vacío: De’Aaron Fox, Stephon Castle, Jeremy Sochan, Devin Vassell y Keldon Johnson forman una base joven sólida.
Todo indica que en esta caída también se esconde una oportunidad. Y en la NBA, como en la vida, cada tragedia puede ser el comienzo de algo grande.