La noche del lunes 24 de junio, quedará grabada en la memoria del béisbol, los Filis de Filadelfia escribieron una nueva página en la historia de las Grandes Ligas, con un triple play espectacular contra los Tigres de Detroit. El Comerica Park fue testigo de un evento que no se veía en las Grandes Ligas desde hace casi un siglo, cuando los Filis ejecutaron un triple play 1-3-5 que dejó a todos los presentes boquiabiertos.
Un triple play 1-3-5 implica que se registra un out realizado por el lanzador (posición 1), el jugador en la primera base (posición 3) y el jugador en la tercera base (posición 5).
Este fue el primer triple play 1-3-5 visto en las Grandes Ligas desde 1929, según los registros de la Sociedad para la Investigación del Béisbol Americano (SABR).
Todo empezo cuando el juego avanzaba sin mayores sobresaltos hasta la tercera entrada, cuando los Tigres amenazaron con una serie de sencillos consecutivos contra el lanzador Aaron Nola. Con corredores en las esquinas y ningún out, la tensión en el estadio era palpable. Fue entonces cuando Matt Vierling conectó una línea suave hacia el montículo. Nola, con reflejos felinos, atrapó la pelota en el aire para el primer out.
Lo que sucedió a continuación fue una combinación de astucia y rapidez mental. El corredor en primera base, Carson Kelly, quedó congelado a medio camino entre las bases, desconcertado por la jugada de Nola. En un movimiento casi instintivo, Nola lanzó la bola a primera base, donde Bryce Harper completó el segundo out. Pero la jugada no terminó ahí. Zach McKinstry, quien había iniciado la entrada con un sencillo, avanzó lentamente hacia el plato sin darse cuenta de que Nola había atrapado la línea de Vierling en el aire. Con el corredor confundido y un momento de indecisión en el campo, Harper lanzó la bola hacia tercera base, donde Alec Bohm completó el triple play, pisando la almohadilla antes de que McKinstry pudiera reaccionar.
El estadio estalló en una mezcla de incredulidad y asombro mientras los Filis celebraban una hazaña que no se veía desde hace generaciones. Para los aficionados presentes y los millones que siguieron el juego a través de diferentes plataformas, este triple play no solo fue una muestra de habilidad atlética, sino también un recordatorio de por qué el béisbol sigue siendo tan emocionante y impredecible.
Este evento marca un hito en la temporada de los Filis y se suma a la rica historia de las Grandes Ligas. No solo fue un momento de gloria para Nola, Harper y Bohm, sino también una lección de cómo la coordinación, la estrategia y los reflejos pueden cambiar el curso de un juego en un instante. El triple play 1-3-5 de los Filis contra los Tigres será recordado como una obra maestra de la defensa, destacando la magia y la imprevisibilidad del béisbol profesional.