Jude Bellingham ha encontrado en su segunda temporada en el Real Madrid un reto que no imaginaba. Luego de deslumbrar en 2023 con 23 goles y un rol protagónico, ahora ha tenido que adaptarse a un papel secundario, opacado por la llegada de Kylian Mbappé y el constante ascenso de Vinicius Jr. Los dos atacantes han forzado a Carlo Ancelotti a modificar su esquema táctico, y Bellingham, quien antes dominaba como número 10 o falso nueve, se ha visto relegado a posiciones más defensivas, limitando su impacto en el último tercio del campo.
A lo largo de esta temporada, Bellingham no ha tenido la libertad ofensiva que tanto lo destacó en su primer año en el Bernabéu. La derrota reciente ante el Barcelona por 4-0 resaltó su rol cambiado: el centrocampista inglés pasó gran parte del tiempo asistiendo en defensa, intentando solo 17 pases y con escasa oportunidad de aportar en ataque. Esto ha resultado en una caída evidente en su rendimiento goleador, contrastando con sus logros de la temporada pasada, en la que, a estas alturas, ya había marcado 13 goles.
Carlo Ancelotti ha salido en defensa de su estrella, asegurando que Bellingham sigue siendo esencial para el equipo, pero en un rol de sacrificio y esfuerzo colectivo. Sin embargo, para Bellingham, el sacrificio no es fácil de digerir, sobre todo cuando el equipo, tras esta modificación, ha perdido terreno en LaLiga y su rendimiento en la Champions ha sido irregular.
El reciente boicot del Real Madrid a la gala del Balón de Oro, en protesta por la falta de reconocimiento a Vinicius Jr., también ha dejado un sabor amargo para Bellingham. Su nombre apenas fue mencionado, pese a su tercer lugar en el galardón. Todo apunta a que Bellingham deberá encontrar su propia manera de brillar, aunque sea desde las sombras, y seguir demostrando su valor en un Real Madrid que le exige adaptarse o quedar atrás.