El FC Barcelona atraviesa uno de los momentos financieros más críticos en su historia reciente, con la salida de figuras clave como Ilkay Gundogan y Ousmane Dembélé. La marcha del centrocampista alemán, tras una temporada exitosa en la que destacó como una pieza fundamental del equipo, fue un duro golpe para el club catalán. Su regreso al Manchester City fue motivado por la incapacidad del Barça de mantener su elevado salario de aproximadamente 16.96 millones de dólares, en un contexto donde el equipo ha reducido su masa salarial de 710.2 millones de dólares a 530 millones de dólares, pero sigue enfrentando pérdidas significativas.
Con una deuda acumulada que supera los 3.18 mil millones de dólares, el club también ha visto cómo su proyecto de venta de la filial Barça Vision no generó los 424 millones de dólares esperados, lo que ha obligado a una rebaja significativa de 149.46 millones de dólares en los activos del equipo. A pesar de haber obtenido ingresos por la venta de jugadores como Dembélé y Franck Kessie, el futuro financiero del Barcelona sigue siendo incierto.
En este panorama de austeridad, Joan Laporta se enfrenta a decisiones difíciles, mientras trata de equilibrar las cuentas y mantener al equipo competitivo en la élite del fútbol europeo. La apuesta del club sigue siendo su cantera, con jugadores como Gavi y Lamine Yamal, pero las salidas de estrellas como Gundogan reflejan la realidad económica que vive el Barcelona.