Desde que la guerra contra el uso de sustancias prohibidas en el deporte arreció a inicios de este siglo, nuestro béisbol criollo se ha visto salpicado en varias ocasiones.
La reciente confirmación por parte de la Fedebeis de que los peloteros chiricanos Josué Pitty, Jeffer Patiño, Gonzalo Galástica y Ariel Serrano arrojaron positivo (se desconoce la sustancia) en pruebas antidoping practicadas durante la final del Torneo Mayor 2019 simplemente reabre una herida de vieja data.
Y es que esta no es la primera vez que el béisbol criollo se ve manchado por temas de doping desde la Agencia Mundial Antidopaje (WADA, por sus siglas en inglés). El primer gran golpe vino en el 2002 cuando nos suspendieron a seis jugadores de la selección nacional mayor.
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En aquel entonces, Freddy Herrera y Alfonso Brown fueron sancionados dos años por dar positivo en pruebas que se les realizó en los Juegos Centroamericanos y del Caribe 2002 en El Salvador, torneo en el cual Panamá logró la medalla de plata.
“Hace tres semanas tomé un producto para bajar de peso. Lastimosamente no lo pude desechar y no me explico cómo duró tanto eso en mi organismo”, dijo Herrera a los medios en aquel entonces.
Semanas después, el exgrandes ligas Roberto Kelly, Jorge Cortés, Roberto Gutiérrez y Earl Agnoly también fueron sancionados dos años tras dar positivo en Asenlix, producto médico utilizado para quitar el apetito, durante la Copa Intercontinental en Cuba. Esto ocasionó que se nos despojara de la medalla de bronce lograda.
OTROS CASOS
En el 2006, Manuel Rodríguez Leguísamo fue mencionado en un caso de positivo durante una prueba que se le realizó durante su participación en el Clásico Mundial de Béisbol. En aquel entonces Rodríguez achacó el tema a un medicamento anticonceptivo. No hubo sanción pública.
Posteriormente, el lanzador coclesano José Cedeño fue sancionado por cuatro años tras haber violado los reglamentos establecidos en el Campeonato Mayor 2015 (consumo de sustancias ilícitas) en 2015 y en el 2018, Anthony Amaya dio positivo en estanozolol (esteroide anabólico) en un control previo a una competencia regional del ciclo olímpico, por lo que fue suspendido tres años y nueve meses por la Organización Regional Antidopaje de América Central (Orad-Cam).
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Mientras que el año pasado, Euclides Bethancourt fue suspendido seis meses por dar positivo en cocaína en los Juegos Centroamericanos y del Caribe de Barranquilla, Colombia 2018. El atleta recalcó que no sabe cómo dicha sustancia entró a su organismo y pagó seis meses de suspensión.
A NIVEL PROFESIONAL
Otros casos que han involucrado a peloteros criollos también se han dado a nivel de la pelota profesional de los Estados Unidos.
José Murillo dio positivo en boldebol en 2009 cuando estaba con los Mellizos. Su sanción fue de 50 juegos.
Amílcar Araúz, firmado por Arizona, dio positivo en 2011 con estanozolol y también recibió 50 juegos.
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En el 2012, el entonces grandes ligas Carlos “Calicho” Ruiz dio positivo en anfetamina, por lo que recibió 25 juegos de suspensión para el inicio de la campaña 2013.
“Estoy sinceramente arrepentido por el error que cometí al tomar un medicamento prohibido”, expresó Ruiz para ese entonces.
Johnny Dixon (Orioles) fue suspendido 72 juegos después de dar positivo por estanozolol en 2017 y el último caso llegó a inicios de mes cuando Steven Fuentes (Nacionales) fue sancionado con 50 juegos este año (no se especificó la sustancia).