En el vertiginoso mundo de la natación competitiva, Michael Phelps, el atleta olímpico más condecorado de la historia, ha alzado su voz en un tema que ha generado controversia y debate: el dopaje en el deporte. Tras el escándalo que involucra a varios nadadores chinos, Phelps ha exigido sanciones más severas y definitivas para aquellos que utilicen sustancias prohibidas, proponiendo una prohibición de por vida para los infractores.
El reciente escándalo de dopaje que sacudió al mundo de la natación surgió cuando se reveló que 23 nadadores chinos dieron positivo en pruebas de sustancias prohibidas antes de los Juegos Olímpicos de Tokio. A pesar de estos resultados, la Agencia Mundial Antidopaje (WADA) y World Aquatics aceptaron la explicación del equipo chino, que atribuyó los resultados a alimentos contaminados. Este hecho ha desatado una ola de indignación en la comunidad deportiva, especialmente entre los atletas que compiten de manera limpia y justa.
Uno de los críticos más destacados ha sido Adam Peaty, estrella de la natación británica, quien expresó su frustración al considerar que la competencia no fue justa. Peaty, cuyo equipo quedó en cuarto lugar en el relevo masculino de 4x100 metros estilo libre en París, detrás del equipo chino que ganó la medalla de oro, se sintió particularmente afectado. Michael Phelps, compartiendo la frustración de Peaty, afirmó que los nadadores chinos implicados en el escándalo no deberían haber competido ni en Tokio ni en París, y abogó por sanciones más estrictas.
Phelps, quien durante su carrera fue objeto de escrutinio constante y tuvo que someterse a pruebas adicionales para demostrar su limpieza, argumenta que el dopaje mina la integridad del deporte. Recordando sus propios desafíos, Phelps subrayó la importancia de competir de manera justa y limpia. “Gané 23 medallas de oro olímpicas de manera limpia. Se puede hacer”, afirmó con firmeza.