La controversia en torno a posibles casos de dopaje en la natación china ha vuelto a encenderse, agitando las aguas del mundo deportivo. La demanda de una revisión exhaustiva por parte de la Agencia Antidopaje de Estados Unidos (USADA) y una investigación independiente por parte de la Agencia Mundial Antidopaje (AMA) resuena con fuerza.
El detonante fue el descubrimiento de que 23 nadadores chinos dieron positivo por trimetazidina (TMZ), una sustancia prohibida, antes de los Juegos Olímpicos de Tokio-2020. Este medicamento, vetado desde 2014 por mejorar la circulación sanguínea, ha sembrado la duda sobre la legitimidad de los logros obtenidos por algunos atletas chinos.
La respuesta de la AMA, defendiendo su decisión de no impugnar las conclusiones de los responsables antidopaje chinos, ha avivado aún más la llama de la controversia. Mientras tanto, la USADA ha hecho un llamado urgente a los gobiernos y líderes deportivos para intervenir y restaurar la confianza en el sistema antidopaje global antes de los Juegos de París-2024.
La incertidumbre persiste en el mundo deportivo, pero lo que es seguro es que este debate seguirá marcando la pauta en la carrera hacia la integridad y la equidad en el deporte internacional.