Mientras los focos se centraban con razón en Luis Suárez, que en 20 minutos marcó dos goles y dio otro, surgió un Atlético de Madrid imponente, protagonista de un estreno perfecto y una goleada total, abierta por Diego Costa, liderada por Joao Félix y ejecutada con determinación para devorar al Granada (6-1).
Ni siquiera lamentó el penalti fallado por Saúl, ni echó de menos a Giménez, fuera del partido por covid-19, ni se sintió menos preparado que su rival por mucho que haya hecho menos pretemporada y aún no hubiera competido, ni requirió la presencia de Suárez, que el primer balón que tocó fue la asistencia del 4-0 a Llorente y que marcó el 5-0 y el 6-1, hasta que la victoria era ya indiscutible.
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Son magníficos síntomas, quizá aún en proceso y pendientes de confirmación, pero son irrebatibles, tanto como lo fue el esperado debut de Luis Suárez, sensacional, extraordinario, a la altura de un goleador de su nivel, y como lo fue el autoritario triunfo del Atlético, dirigido por Joao Félix, con especial ayuda de Correa, y con la indispensable construcción de Diego Costa.
✓ Solo necesitó 1 minuto para su primera asistencia como rojiblanco.
— Invictos (@InvictosSomos) September 27, 2020
✓ Solo necesitó 14 minutos para su primer gol como rojiblanco.
✓ Solo necesitó 22 minutos para su primer doblete como rojiblanco.
El debut de Luis Suárez con el Atlético de Madrid.
TREMENDO. pic.twitter.com/qk51pvtN55
Nadie intuía ni preveía hace una semana la titularidad de Diego Costa en el primer partido del nuevo ejercicio. Ni siquiera que aún figurara en la plantilla para este curso. Prescindible para el club, indudablemente entonces en el mercado, sólo sigue hoy por falta de demanda. Es la única causa. O, al menos, la principal. Por mucho que todo haya girado hasta el punto de que haya salido cedido Morata.
Porque la idea original era la marcha del ’19′. La actual pasa por su permanencia, con todo lo que eso ofrece a Simeone, que ha fichado a Luis Suárez y que dispone de Diego Costa, al que ha dado siempre una confianza absoluta, inalterable, por mucho que su juego, sus números o sus goles sean incomparables con su anhelado pasado.
No hay mejor respuesta, más rotunda o más irrebatible, para Costa o para cualquier delantero, que los goles. En eso está el ’19′ entre la melancolía de tiempos mejores y la rebelión de un tipo que hizo historia hace poco más de un lustro con el conjunto rojiblanco y con Simeone.