El Gran Premio de Australia de Fórmula 1 no se disputará este año debido a las medidas restrictivas adoptadas por el gobierno australiano por los rebrotes de coronavirus que se han producido en las últimas semanas.
“Estamos decepcionados por que no se pueda celebrar la carrera”, comentó un portavoz de la organización del campeonato, “pero confiamos en poder tener un calendario de 23 pruebas. Tenemos varias opciones para sustituir a Australia”. El Gran Premio debía disputarse el 21 de noviembre en el circuito de Albert Park, en Melbourne.
Las estrategias de las autoridades australianas para combatir la pandemia han sido desde el comienzo extraordinariamente restrictivas y se aplican con severidad cuando se diagnostican pocas decenas de casos. Los confinamientos duros y cortos, las cuarentenas obligatorias y las restricciones severas de movimientos han sido habituales desde el comienzo de la crisis sanitaria.
La logística de un Gran Premio de F1, y en un lugar como Australia, añade otro elemento que hace inviable la celebración de una carrera de estas características con las limitaciones impuestas por el gobierno del país, que asocia todos los rebrotes del virus a la importación de casos procedentes de viajeros procedentes del exterior.
La semana pasada, el primer ministro, Scott Morrison, anunció que Australia reducirá a la mitad el número de llegadas internacionales con el objetivo de disminuir la presión sobre los centros de cuarentena obligatoria durante dos semanas al entrar al país.
Desde el próximo 14 de julio hasta al menos el 31 de agosto, Australia permitirá la entrada semanal a un máximo de 3.000 personas, principalmente con fines de repatriación.
Australia, que cerró sus fronteras en marzo de 2020 y no tiene intención de reabrirlas hasta mediados de 2022, acumula casi 30.700 casos diagnosticados de covid-19, incluidos 910 muertos, y ha vacunado con la primera dosis a un 30 por ciento de su población, mientras que solo un 6 por ciento tiene la pauta completa.