El Guangzhou FC, un equipo que alguna vez simbolizó la gloria del fútbol chino, cierra un capítulo lleno de triunfos y excesos. Con ocho títulos de la Superliga China (CSL) y dos Ligas de Campeones de la AFC (2013 y 2015), este club fue un gigante que ahora sucumbe ante el peso de las deudas de su propietario, el grupo Evergrande.
Fundado en 1954, el Guangzhou se transformó en 2010 tras su adquisición por Evergrande, un coloso inmobiliario que impulsó una ola de fichajes históricos. Paulinho, Jackson Martínez y entrenadores de renombre como Marcello Lippi y Luiz Felipe Scolari llevaron al club a la cima, consolidando su dominio en Asia. Sin embargo, los excesos financieros y la crisis inmobiliaria china cobraron factura.
Evergrande, con más de $300,000 millones en deudas, dejó de sostener al equipo. El descenso del Guangzhou a la segunda división en 2022 marcó el inicio de su declive, y ahora, su incapacidad para cumplir con los requisitos financieros de la CFA para 2025 ha sellado su destino.
La desaparición del Guangzhou no está sola. Otros clubes como Cangzhou Mighty Lions y Hunan Billows también han caído, lo que obliga a la CFA a priorizar la sostenibilidad sobre los gastos desmesurados. La Asociación pide a los equipos que inviertan en juventud y operen con responsabilidad financiera, una medida necesaria tras años de excesos.
El fútbol chino pierde más que un equipo, pierde un símbolo de su ambición de dominar el panorama internacional. El legado del Guangzhou, aunque empañado por su final, permanece como un recordatorio de los peligros de las inversiones descontroladas en el deporte.