¿Por qué se dejó de hacer buena lucha en Panamá?, se pregunta Osvaldo Espinosa, exponente de los años dorados de esta disciplina que asegura, el más conocido como ‘Sandokan’, la gente “prefería mil veces más que el boxeo”. Y eso es mucho decir en la tierra de Roberto ‘Manos de Piedra’ Durán.
“La lucha libre era el rey del los 70 al 80″, comenta a EFE el otrora luchador de 76 años, mientras está sentado en una silla en el estudio donde guarda recuerdos de su carrera.
En aquellos años la lucha libre vivió su época dorada en Panamá. Hasta 20.000 personas llenaban entonces los escenarios. Fue contendiente de deportes tradicionales en el país como béisbol, boxeo, hípica y baloncesto.
‘Sandokan’, ya lejos de los reflectores y gozando de su jubilación y de la vida en familia, reconoce con “tristeza” que ese brillo se fue apagando con el tiempo.
“A veces me dan ganas de llorar, porque tantos sacrificios que hicimos nosotros en el pasado para que esto termine así”, expresó este hombre, aún fornido.
Conocedor como pocos de la lucha libre, Espinosa alerta que las personas que ahora hacen los espectáculos de esta disciplina nunca se han subido a un ring, y que “hay buenos luchadores en la actualidad, pero han sido mal llevados”.
‘SANDOKAN’, UNA DE LAS JOYAS DE CORONA
Su fama era enorme, con o sin máscara. Llegó a hacer pareja con Rodolfo Guzmán Huerta (1917-1984), ‘el Santo’, también apodado como ‘el Enmascarado de Plata’, uno de los luchadores más famosos de México y el mundo e ícono de la cultura mexicana del siglo XX.
Era el 30 de noviembre de 1973, cuando en el Estadio Nuevo Panamá -la meca del deporte panameño, hoy llamado Arena Roberto Durán- “me dicen que iba en pareja con ‘el Santo’”, relata Espinosa.
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“Yo lo había visto solo en pasquines y películas. Me puse nervioso”. Al final del espectáculo, “‘el Santo’ fue a mi camerino a felicitarme. ¡Qué más logro que ese!”, expresa emocionado.
Espinosa también se presentó junto a otro grande de México, Alejandro Muñoz Moreno (1922-2000), ‘Blue Demon’.
Y luchó contra el mexicano Carlos Ignacio Carrillo (1940-1994), el gran ‘Aníbal’, al que casi derrota ante 20.000 fanáticos en el Nuevo Panamá el julio de 1976: una mala caída cuando se tiró en tope suicida le hirió el hombro y lo dejó fuera, como narran las crónicas de la época.
Y es que, explica ‘Sandokan’ a EFE, el nivel de la lucha libre de entonces en Panamá atraía a los grandes: ‘el Santo’, ‘Huracán’ Ramírez, ‘Aníbal’, ‘Blue Demon’, ‘Septiembre Negro’, ‘Mil Máscaras’, entre otros.
“Me da nostalgia”, manifestó.
EL PRESENTE Y EL FUTURO
En el país centroamericano la lucha libre volvió a tomar cuerpo en los últimos años. Alejandro Pascual, de la empresa Global Wrestling Evolution (GWE), es uno de los que intenta ponerla en el sitial que se merece.
Pascual, quien también tiene rol de luchador en la compañía, afirmó que operan desde 2017 y toda su estructura está basada en “la academia”.
“En mayo de 2017 se creó la academia, que es lo más importante, porque las compañías dependen de un semillero para subsistir”, indicó a EFE Pascual.
El empresario manifestó que el 85 % de las figuras que luchan bajo su marca salen de su academia, lo que demuestra que cree “en el semillero”.
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“Este trabajo ha hecho que Panamá esté hablando de lucha libre, eso no pasaba desde los años 70, cuando la lucha vivía sus años dorados”, acotó.
Sobre el futuro de la lucha en Panamá, Pascual enfatiza: “Te puedo decir que vamos a estar 40 años más haciendo lucha, porque tenemos las academias, que es la clave y las bases de lo que hacemos”.
Pascual, quien trabajó con All Elite Wrestling (AEW) en Puerto Rico, señaló que esa experiencia lo ayuda a entender bien la parte administrativa de este negocio que tiene altas y bajas, como cualquiera.