El objetivo de la ouija es comunicarse con los muertos en una sesión espiritista. Para ello, el tablero posee el abecedario, números y las palabras “sí”, “no” y “adiós”.
Todos los participantes deben colocar sus manos en el puntero de madera (o plancheta) y pedir a los “espíritus” presentes que respondan a sus preguntas. La plancheta se mueve por el tablero para deletrear su respuesta. ¿
Qué dice la ciencia al respecto, si hasta el momento no se ha comprobado que existan espíritus capaces de comunicarse a través de este objeto? Te diremos cómo funciona la ouija, según la ciencia y la psicología.
Quienes no creen en la ouija, pero han sentido que la plancheta se desplaza por el tablero, tal vez experimentaron el efecto ideomotor. El término ideomotor proviene de ideo (una idea) y motor (actividad muscular), lo que sugiere que nuestros movimientos pueden ser impulsados por nuestros pensamientos.
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El efecto ideomotor se refiere a los movimientos que realizamos sin ser conscientes de ello, lo que se conoce como movimiento subconsciente. Al utilizar un tablero de ouija, una persona puede mover subconscientemente la plancheta, deletreando cosas que sólo ella podría saber.
Lo mismo ocurre con los que están a su alrededor, quienes también contribuyen con su propio movimiento subconsciente.
Así es como el efecto ideomotor puede explicar por qué la plancheta parece moverse de forma independiente en el tablero de ouija. Este efecto también puede estar detrás de otros fenómenos calificados como sobrenaturales, tales como la escritura automática.
Otra explicación está relacionada con nuestro sentido de la acción o la capacidad de controlar las acciones que tendrán una influencia en los acontecimientos externos. Los experimentos con tableros de ouija han demostrado que nuestro sentido de acción puede ser manipulado, haciéndonos creer que un tercero invisible está moviendo la plancheta.
Según los expertos en el estudio de la mente, esto se debe a los problemas que tiene nuestro cerebro para predecir las consecuencias de los resultados. Cuando nuestras predicciones coinciden con el resultado (por ejemplo, cuando la plancheta se mueve), nos sentimos responsables de la acción.
Fuente: La Patilla