La poesía es ese sentimiento que los enamorados sacan desde lo más profundo de su ser, como un suspiro hecho palabras.
Y no solo es para el amor entre parejas, también es un desahogo cuando se ama de verdad a la patria, cuando estando lejos se le añora, como en la poesía “Patria”, de Ricardo Miró, que la escribió estando en Nicaragua y en tiempos de guerra o de dictaduras se convierten en armas que siguen sonando a través de los tiempos.
Y hoy se celebra ese día, por lo que les tenemos un poco de esas palabras que pueden contagiar con suspiros a muchas personas.
¿Y quién se imaginaría que nuestro magnífico rector de la Universidad de Panamá, Eduardo Flores, fuera poeta?
Navegando por las redes sociales nos encontramos con este poema titulado “Panamá me huele a ti”, dedicado a su esposa Lourdes Arjona Samaniego.
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Se trata de un poema con un toque interiorano, una combinación de sabores, reacciones y cálculos matemáticos que se traducen en amor, tomando en cuenta que el rector es físico y su esposa es química. ¡Disfruten!
Panamá me huele a ti pic.twitter.com/d2mhM4JPzN
— Eduardo Flores C. (@eflorescastro) March 19, 2023
PANAMÁ ME HUELE A TI
Percibo tus aromas
y mis recuerdos viajan por mi universo olfativo
recorriendo montañas, ríos y cañadas de mis amores.
El olor de tus cabellos
me recuerda la sensación del cacao fresco
que colonizan las faldas de las cordilleras bocatoreñas.
El perfume de la caña de azúcar
de las llanuras de Coclé
me trasporta al olor de tus pupilas cuando beso tu mirada.
La inefable frescura de tus mejillas
resulta en la asociación de mi memoria
con el coco rallado de las costas caribeñas de Colón.
El café que ha conquistado las montañas chiricanas,
desde donde se divisan ambos océanos,
liberan mis recuerdos al enmudecer tus labios.
Los aldehídos emanados al acariciar tu cuello,
simulan la esencia del mamey
de las selvas del Darién.
Una rodaja de melón abonada con ilusiones
y bañados por las cristalinas aguas de los ríos herreranos,
se asemejan al aliento de tus hombros.
Tus esbeltos brazos
me recuerdan la composición de las cetonas
del marañón colorado de las sabanas santeñas.
La dulce fragancia de los mangos prohibidos,
que crecían en la antigua Zona del Canal,
impregnan tus delicadas manos.
Los lipófilos de tu dorso
sólo es comparable al de las guayabas
de las laderas de los afluentes de Veraguas.
Mientras que los efluvios de tu vientre
se acercan a la concentración de aromas de la piña recién cortada
cultivada en los declives de las colinas chorreranas.
Nunca lo podré evitar: Panamá me huele a ti.
Para Lourdes en nuestro primer aniversario, de Eduardo 19/03/2023