El sábado recién pasado, me tocó ir al Hospital Susana Jones a atender un asunto de un familiar en la madrugada. A medida que se acercaba la mañana, iban llegando personas a atenderse. Llegó un busito de una junta comunal de un lugar de Panamá Este, lleno. Bajaron sillas de ruedas y subieron en ellas a los aquejados. Me dijo uno de los funcionarios de seguridad que ellos venían a la sesión de diálisis. Aunque en el centro hospitalario había sillas de ruedas, todos trajeron la suya. Conclusión de la gravedad de sus condiciones. Pacientes y acompañantes llegaron con una buena cara. Pasé todo el día allá. Como a las 5:00 p.m., el mismo busito los llegó a buscar. Les trajeron comida, pero ya la cara no era tan alegre. Vi a gente valiente, sumida en su tragedia, con sus rostros aferrados a la vida, y esperanzados en un sistema de salud que nadie ha podido arreglar. Los vendedores ambulantes ponen el toque de humor y de una opción menos cara para sus bolsillos. Nadie se merece eso. Muchas veces solo queda culpar al destino y desahogarse llorando ante la impotencia de no tener cura. Pareciera que la constancia a esos tratamientos forma una hermandad en el orden y el aguante. Nos quitamos el sombrero ante esa gente valiente. En este caso, fue en fin de semana. Pero esto nos lleva a reflexionar sobre los recursos que se tienen para atender la salud de todos los ciudadanos. Para los que madrugamos todos los días, y para muchos, no es un secreto las filas que forma nuestra gente para recibir una atención médica. Desde la odisea de conseguir una cita, y su prolongado tiempo de asignación, hasta el llegar a hacerte exámenes o atenderte con un especialista, como odontología. Cuando llegas, te encuentras con la sorpresa de que solo hay una cantidad de cupos disponibles, y tú eres el número después del último cupo. Y ni siquiera hablemos de la odisea de los que tienen que atenderse en el Oncológico. Con estas tragedias, no entiendo cómo hay políticos preocupados más por las fechas de festivales. Para estos tiempos electorales, la preocupación por la gente es nula, más allá de que cada uno está pendiente de su reelección. No ha habido administración gubernamental que haya podido resolver este problema. No nos importa qué bandera política lo haga, pero los panameños debemos obligarlos a que se haga. Consideraciones del autor. Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a lo que esté mal. Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos. Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.
Blogs
Valientes
Publicado el: 09 de febrero del 2024, 12:30 PM
Gabriel Rodríguez
El escritor Basilio Fernández