La mayoría de los panameños, venimos de familias humildes y trabajadoras. Gente que ha dejado el pellejo y sus lágrimas, por sacar a su familia adelante. Esfuerzos, contra viento y marea, para que sus hijos se puedan educar. Ese es el común denominador de los pobres en nuestro país. Reflexionando ¿Es este el país que nos merecemos? El sentido común nos dice que no.
Hoy, no quiero hablar de políticos ni de gobierno. Hoy quiero tocar el punto que como panameño, y por nuestra autoestima, tendríamos que revisar, de las riquezas que tiene el país: ¿Qué hay pa mí?
Antes, me bañaba en una quebrada que parecía un río. Ahora esa quebrada parece una charca más. Hacemos un sacrificio para comprar una casa, pero resulta que en algunas áreas, el suministro de agua es casi nulo. El tráfico y el transporte son una odisea, pero me hablen de una urbe moderna. A su vez, esa urbe moderna está sucia y llena basura. Esa es otra, la recolección de la basura, es deficiente, obligando a los más pobres en vivir como si estuvieran en un muladar.
Nos jactamos de mantener subsidios, que en teoría, además de ayudar a los más pobres, también mantienen la paz social. Esa paz social ha sido efímera y ausente. Esa paz no llena barrigas. Esa paz, no me da para poner pan con leche aunque sea para el desayuno.
Llenarnos de luces navideñas por un mes, dará alegría momentánea. Mientras, aquellos se banquetean con lo que bajo la mesa se reparten. Reídos de nosotros, los idiotas, que celebramos que hayan hecho algo.
Nos merecemos lo mejor. No las migajas. No una zurrapa, ni la manteca que deja el chicharrón. Están llegando las promesas de un Panamá mejor. Algunos se dejarán seducir por la bolsa y el jamón. Otros por la promesa de un nombramiento o simplemente porque tu familia tradicionalmente es de algún grupo político. Simplemente piensa si lo que te están dando, es lo que nos merecemos de manera integral . No podemos generalizar sobre las conformidades. Solo tú sabes cuánto vales Panamá.
Consideraciones del autor
Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a los que esté malo.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos.
Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.