Mucho camino hemos recorrido para poder afirmar que pobre o negro, no son sinónimos de ladrón, ignorante, etc. Por ahí, algunos decían que el ofrecimiento de cargo gubernamental, era una deferencia que te hacía un gobierno por tu trayectoria académica y/o personal. Había, o hay algunos, que por la trayectoria familiar, ocupar un cargo por méritos propios, era una meta personal y familiar. Parece que en nuestro país, eso quedó atrás. ¿Dónde quedó la grandilocuencia?
Muchos, que por diversas razones, hoy ocupan cargos, ya sea “de a dedo” como dice el otro, o por la escogencia popular, mediante elecciones, muchas veces nos hacen un recordatorio, que con los esfuerzos de su madre, son los que son ahora. Quiero poner esto en perspectiva. Si, algunos por esfuerzo propio y/o de nuestros padres, hemos alcanzado algunas metas, quizás inimaginables en los primeros años de nuestra república, por razones obvia. Si esas cosas nos dan satisfacción, consecuentemente con todo lo hemos vivido, que si el hijo de la cocinera, etc. Lo menos que podemos hacer, es no dejar mal a esa cocinera. Recuerdo la frase de una exministra de Educación: “Hijo del veneno y de la mala educación”.
En algunos casos, no sabemos si nos está hablando un maleante, un persona elegida por votación popular o un funcionario. Se amenaza, se usan los recursos y/o actividades del Estado del primer orden, para señalar personas y amenazar a personas y a empresas simplemente porque no es el discurso que quieres oír o las noticias que quieres leer. La tradición de solemnidad de algunos actos gubernamentales, ha quedado a la sombra de la chabacanería, el discurso populista y la lambonería en su máxima expresión. Hoy, se destrozan frente a los medios y mañana solo les falta escribir una historia de amor.
Seguro, el dinero y el cáncer de la corrupción, los han seducido. Nuestra constitución es violada, y solo les falta decirnos, que esta es inconstitucional. Luego, nos demuestran, que sí existen fueros y privilegios. Además nos tiran a la cara, que esos privilegios solo son para ellos. Se les olvida permanentemente, y no tienen la mínima gana de disimularlo, que representan a un sector de la población. Todos, están viendo que se llevan, porque a diferencia de Kafka, estos si saben de qué los pueden procesar.
No quiero saber de temas de realeza, y menos si son de índole personal. Lo que si me interesa saber, es que han hecho para disminuir la inequidad, más allá del discurso, que han hecho leyes, y que no han sido sancionadas, cuando todos sabemos que algunas de esas leyes solo han sido propuestas y aprobadas para decir que ya cumplieron.
Termino diciendo. Salvo excepciones, los valores inculcados en el hogar, distan mucho de la alcantarilla que sale de la boca de los que hoy dicen que ayudan al pueblo, pero que minutos después, ni se acuerdan de ese pueblo disfrutando de un buen whisky. De algo si estoy seguro, ellos no madrugaron, ni formaron fila como lo hace el panameño todos los días para cumplir con su rol de panameño común y corriente.
Consideraciones del autor
Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a los que esté malo.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos.
Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito…y gratis.