El día de ayer jueves 8 de septiembre, se cumplió el 126 aniversario del natalicio de mi bisabuelo materno Natividad Pérez Jiménez. Trabajó toda su vida en Cervecería Nacional, desde los inicios de la república. Al momento de su muerte, contaba yo con poca edad para recordar algo de él. Sin embargo, documentos de la época y las historias contadas de boca en boca por mi bisabuela, mi abuela y una tía abuela, dieron fé, que fue una persona correcta y trabajadora. Al morir mi bisabuelo, mi bisabuela fue la matriarca de la familia. Cooperadora con la comunidad, la Junta Católica del lugar y en su casa recibió a muchos, que aunque no eran familia nuestra, ocuparon un lugar en nuestra familia. Celosa de que el nombre de la familia siempre estuviera limpio. Así recuerdo los ejemplos de mi familia desde niño. Es por eso que aplaudo todo acto de empatía y todo aspecto que tenga que ver con darle oportunidades a la gente.
Por ahí anda un poco de gente diciendo que los tiempos cambian. Pero prefiero quedarme con el significado absoluto de las palabras: responsabilidad, decencia, trabajo, libertad, valores, educación, oportunidad, cumplimiento, etc. Palabras como esas, para mí, no tienen tiempo ni cambios. Recuerdo el tiempo donde los maestros iban a casas a conocer a tus padres y donde el maestro era tu padre fuera de tu hogar. También cuando alguien me decía “tú eres familia de Doña Dominga Orozco”. Ese sentido de pertenencia a una familia, no quiero decir que se ha perdido, pero si ha cambiado la connotación que tiene, en algunos casos. Nuestras familias, por lo menos en mi caso, vienen de gente que no tuvo mucho e hizo lo que pudo para sacar adelante a los suyos. Quieren caerle a puños a alguien cuando le mientan la madre, pero no piensan en ella cuando están cometiendo una fechoría. En cada familia hay de todo. Más ahora que hay libertad y derechos en muchas cosas. Eso, si es una ampliación del espectro de derechos que tiene el ser humano. Son temas de debates mundiales. Algunos en contra y otros a favor. El detalle ahora, es que unos sin escrúpulos, le hacen ver a la juventud y los no tan jóvenes, que el delito paga. Lo hacen frente a las cámaras, retando la inteligencia de las masas, con el amparo de la impunidad que solo compra el dinero y como dijera una ex ministra, y que no me voy a cansar de repetir….”Hijo del veneno y de la mala educación”.
Gracias a Dios son los menos, pero generalizar que todos robamos, es un indicio o una posible equivalencia de aceptar que porque tú lo haces otros deben hacerlo sin reparos. Señores, los ladrones son ladrones y punto. En ese combo, yo no quiero estar.
Consideraciones del autor
Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a los que esté malo.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos.
Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.