En domingo recién pasado 19 de noviembre, la Iglesia Católica celebró la Jornada Mundial de los Pobres, con el lema “No apartes tu rostro ante el pobre”. Vimos a Monseñor Ulloa celebrar la misa en uno de los centros Juan Pablo II de la ciudad de Panamá. En la parroquia donde asistí a la misa, el párroco pidió permiso dar su opinión de los factores por los cuales mucha gente se mantiene todavía pobre. Hizo una reseña de los planes clientelistas de los gobiernos, que hacen que la gente siga siendo pobre y otras cosas más.
Soy de los que piensan, que uno debe acordarse de cuando no tenía, y que ahora tiene algo que compartir. Muy optimista, pero tratamos de que la gente que esté a nuestro alrededor, también esté bien. Es un misterio, por qué a aquellos que realmente lo necesitan no le llega la ayuda necesaria. También es un misterio por qué a aquellos que tienen mucho, no están dispuestos a compartir sus riquezas con aquellos que los ayudan a generarla. Escribo misterio, porque cada uno sabe hasta dónde puede compartirla o no. Entiendo el sentimiento de algunos, de tener el razonamiento capitalista puro, de afirmar que la plata es suya, y quien la arriesgó tiene el derecho de disfrutar lo que ese riesgo le produjo.
La realidad nuestra y de muchos países, es que la pobreza, debe ser un asunto de conciencia nacional. El pobre, que además de no tener acceso a la alimentación, salud, educación, etc, ha sido usado como caldo de cultivo para crear instituciones burocráticas y políticas, que lo que han hecho, es abultar la planilla estatal, y que ha sido aprovechado por políticos inescrupulosos de condicionar cualquier posible ayuda. Lo ayuda en materia logística y de representación, de los gobiernos locales, se convirtió en una faceta discriminatoria, y hasta ilegal, de cómo se reparte la ayuda. He aquí mi critica a esos planes de los organismos internacionales de crear metas mundiales de cumplimento, como lo son los Objetivos del Milenio, etc. Al final de cuentas es un número solamente, pero no condenan las prácticas que algunos estados, que la usan para contribuir a ese número de cumplimiento o mejora, explotando el dolor ajeno.
En nuestro país el pobre no puede estar condenado a ser pobre. Debe estar condenado a recibir oportunidades, a tener acceso a la salud, educación del primer mundo. El cambio debe iniciar con reemplazar a aquellos que quieren mantener a nuestra sociedad pobre, como necesitados del último mundo. Esto último, no debe ser una práctica esclavista, en donde se nos condenada a no educarnos, y a morirnos de hambre. Ese panamá lo debemos dejar atrás. Mira a tu izquierda y a tu derecha, empieza con tu familia. Yo voy a hacer mi parte. ¿Y…tú?
Consideraciones del autor
Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a los que esté malo.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos.
Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.