Cada cinco años, nos bombardean con promesas de cambios en el manejo de la cosa pública. El tira y jala electorero de decir que el otro es corrupto, o formas parte de un partido y/o administración que tuvo un marcado tufo al latrocinio. Lo cierto es, que esas promesas no son más que eso: promesas. La realidad es que todo lo que han hecho los políticos es revolucionar el morbo, calentar los ánimos, enlodarse mutuamente, y luego salen unos para que pensemos que hay esperanza. Pero lo que hemos visto aquí, es que esa revolución de ánimos y lenguas sueltas, simplemente son el discurso “fake” para que nada cambie. Basta ver lo que pasó en la aprobación del proyecto de reelección en la Unachi. Todos en campaña, dicen y denuncian que los políticos, favorecidos con el gobierno de turno, utilizan los recursos del Estado para alentar el clientelismo político. ¿Cuál gobierno ha cambiado eso?... Ninguno. Es más, han inventado nuevas “ayudas”, que con el cuento de aprovechar la descentralización, dizque para que comunidad reciba es ayuda de forma directa a través de los gobiernos locales. ¿Cuáles gobiernos locales? ¿Esos que se utilizan nuestros dineros en gastos de movilización? ¿Esos que tienen una planilla familiar?
El reflejo del cambio imaginario o inventado, nos lo hemos aguantado desde siempre. Solo cambiaron los nombres. Los que hacían aquellos de antes del 11 de octubre de 1968, lo hacen los de ahora. Es una realidad y hasta defienden ese supuesto sentido, si ganas la administración del gobierno, no vas a contratar a la gente que te adversa. Pero no se trata de eso, se trata de cumplirle al pueblo panameño. Salud, educación, agua, transporte, recolección de la basura, infraestructura decente y de primera. El mejoramiento de la calidad de vida de todos debe ser prioridad. Recientemente alguien me dijo: “Tú escribes esas vainas y todo sigue igual”. Bueno, yo seguiré expresando mis opiniones mientras pueda. Con que solo nos haga reflexionar me basta.
Consideraciones del autor
Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a los que esté malo.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos.
Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.