El 16 de octubre es la fecha que tiene reservada las Naciones Unidas como el Día Mundial de la Alimentación, relacionando esta fecha con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que también conocemos como Agenda 2030. Dentro de esos objetivos, nos llama la atención los 4 primeros: Fin de la pobreza, Hambre Cero, Salud y Bienestar y Educación de Calidad.
¿Cero hambre? En total son 17 objetivos muy ambiciosos. Quiero retrotraer mis experiencias de la infancia. Cuando estaba en la Escuela Japón que quedaba en Loma La Pava (hoy todo el complejo Plaza Edison), los maestros iban a las casas a ver tu situación socioeconómica, y dependiendo de esa visita, decidían si te autorizaban a ir al comedor escolar.
Ese comedor donde nos daban sopa, arroz, carne y la famosa leche CARE, nada de esos inventos de los programas llamados comida deshidratada y el vaso de leche y la galleta nutricional, que han dejado dudas, sobre si queríamos cumplir con ese objetivo o algunos estaban lucrando con el dolor de un estómago vacío de nuestra gente. Lo he escrito en varios artículos, no se trata de crear programas ni instituciones burocráticas. Se trata de realmente tratar de disminuir la pobreza.

El hambre, aquí y allá, será un problema sempiterno. Y será así, mientras los recursos se pierdan en el aire. Recordemos que aquí se pierden los recursos, y al final se pierden solos. Soy consciente de que con un Balboa/Dólar, ya no alcanza para comprar un litro de leche, dos flautas y cuatro huevos, como lo hacía mi madre para alimentar cinco chiquillos, cuando no había para más. Algunos, tuvimos la dicha de tener a una abuela o a una tía abuela cerca, como colchón permanente para combatir el hambre ¿ Y los que no las tienen?
Hemos, avanzado, sí. Pero el derroche y la opulencia, no combina con los que no tienen nada que comer. El hambre, diría yo, es la manifestación más extrema de la pobreza. En esta parte, es cuando se comprende cómo, algunos con necesidad extrema y verdadera, no les importa quién les regala una bolsa de comida.
Es en este punto donde los inescrupulosos han hecho una investigación magistral y visceral de explotar el dolor ajeno, y hasta regalan cabezas de puerco, porque saben que cualquier alimento que venga es bueno. Como también lo han hecho con el famoso juega vivo en el que han tratado de etiquetar a todos los panameños.
Dentro de los enunciados de este objetivo de cero hambre hay dos puntos que me llaman la atención: “Mantener en funcionamiento los engranajes de las cadenas de suministro nacionales y apoyar la capacidad de los pequeños productores para aumentar la producción de alimentos”. Reflexiono sobre esto. ¿En manos de quiénes está esa cadena de suministro y si realmente se ha apoyado al pequeño productor?
Por el momento lo vamos a dejar ahí.
Consideraciones del autor
* Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a lo que esté malo.
* Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos.
* Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.