Ese es el calificativo que le han dado al proyecto de fallo que busca salvarle el pellejo en última instancia al expresidente juzgado por los pinchazos telefónicos.
La pretensión de un magistrado busca echar por tierra los precedentes y fallos de la Corte y acabar con el principio de cosa juzgada.
Es decir, podrán la chequera, el poder y la influencia acabar una vez más con nuestra maltrecha justicia.
Por ello, las alertas que se han encendido tienen al país y a la comunidad internacional atenta sobre las movidas que haga un grupo de magistrados, varios de los cuales están de salida, para favorecer a un poderoso panameño y así restregarnos a todos una vez más que este es el país de la impunidad.
Panamá no se merece esto y lo que está en juego es demasiado porque hasta ahora no han podido negar los pinchazos y la invasión a la intimidad de miles de panameños. Por el contrario, han tratado de demostrar que el delito cometido no es tan grave y que puede ser resarcido con dinero y para ello sobran las cuentas bancarias y los maletines para enriquecer fallos y a magistrados y burlarse de todos.