Solo hace unos días se aprobó y sancionó en Panamá una ley para la protección de los menores, pero como la realidad supera la ficción, unos días después nos enteramos todos de que una menor de 8 años de edad fue violada, embarazada y para rematar acaba de dar a luz a un bebé en medio de una vulnerabilidad golpeante e indignante.
El problema social de los menores de edad no se resuelve con una ley (que no tiene nada de educación en sexualidad), sino con políticas públicas y educación preventiva por parte del Estado, porque la crisis familiar así lo demanda.
Los pelaos son el presente y futuro del país y le toca a la sociedad darle las herramientas y los medios de prevención para que ellos se formen y preparen para tomar sus propias decisiones en el momento adecuado.
No se trata de adoctrinar a nadie, pero en países cercanos como Costa Rica, Chile y Uruguay ya hay experiencias exitosas en estos temas que pueden replicarse, pero si se tiene la valentía de abordar la realidad con especialistas y no desde una trinchera sectaria e impositiva.
¡Hagámoslo por los muchachos!