Los partidos políticos están en crisis y no solo en Panamá. Es una enfermedad global porque cada día parecen más absolutistas.
Resulta que nuestro país lleva más de un año luchando contra una pandemia, que le ha arrebatado la vida a miles de personas. La gente no tiene empleos para cubrir sus gastos mínimos, pero del otro lado están los políticos de los partidos en luchas encarnizadas por el poder.
Mientras la prioridad de los ciudadanos es la salud, trabajo, seguridad, alimentos, los políticos del patio parecen tener una batalla a muerte para ver quién gasta más o se queda con los recursos del pueblo.
Se sacan los trapos sucios entre ellos, pero no para que nada cambie, sino para que solo se reemplacen las figuras y se transfiera el poder a sus manos para ejercer el absolutismo que les permita tener mansiones, fincas, carros, partidos y al pueblo sometido con migajas y vales de hambre.
Ante esta realidad, les toca a los ciudadanos presionar y tomar nota para que estos sinvergüenzas de los partidos y algunos con caras de independientes, que no son, no se eternicen en el poder porque la mayoría estamos en peligro.