La “chinguia” es uno de los deporte de los panameños. Y es así porque miles tienen la esperanza en un pedacito de chance o billete para que les ayude a echar adelante.
Pero resulta que la entidad destinada a la beneficencia y a la ayuda social ha sido por años un botín político.
Las denuncias de que funcionarios de alto rango se quedan con los premios no son nuevas, pero parace que ya no pueden disimularlo porque el tumor ha crecido.
Y es que este escándalo es un reflejo de los actos de corrupción que están acabando con el país y no se hace nada o se le ponen curitas porque de por medio están los partidos y sus miembros.
Lo más descarado de todo es que los involucrados son funcionarios que no ganan mal y que no tienen necesidad de robarse la plata del pueblo para ir a hacer francachelas en los hoteles.
Ojalá que la operación para desarticular a esta banda de funcionarios no sea otra distracción o lo peor un “show” más para que no pase nada, señor procurador encargado.