En su monumental obra, 23 siglos de antisemitismo, el padre Edward Flannery (Estados Unidos, siglo XX) remonta los orígenes de este odio a los judíos a la época helénica. Desde entonces, la judeofobia se ha manifestado de forma variada a lo largo del tiempo, combinando distintos prejuicios de tipo religioso, social, étnico y un largo etcétera.
La Shoá (Holocausto) el exterminio sistemático de un tercio del pueblo judío llevado a cabo por los Nazis y sus cómplices durante la Segunda Guerra Mundial constituye la mayor expresión antijudía de la historia.
Sin embargo, el tomar conciencia de los horrores de los campos de exterminio y de concentración no significó la desaparición del antisemitismo. Por el contrario, menos de 80 años después del final de la guerra somos testigos de un feroz resurgimiento del antisemitismo en Europa, Estados Unidos y en otras regiones.

Posiblemente fue la lectura incipiente de este fenómeno la que llevó a gobiernos y especialistas de todo el mundo a fundar en 1998 bajo el liderazgo del entonces primer ministro sueco Göran Persson lo que luego sería la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto (IHRA por sus siglas en inglés) con el objetivo de “reforzar, impulsar y promover la educación, la memoria y la investigación en todo el mundo sobre el Holocausto”. Parte de ese esfuerzo también apunta a combatir la negación del Holocausto, el antisemitismo y a la prevención de genocidios.
Con ese fin, en mayo del 2016, los 31 países miembros del IHRA adoptaron la definición práctica, jurídicamente no vinculante, de antisemitismo: “El antisemitismo es una cierta percepción de los judíos que puede expresarse como el odio a los judíos. Las manifestaciones físicas y retóricas del antisemitismo se dirigen a las personas judías o no judías y/o a sus bienes, a las instituciones de las comunidades judías y a sus lugares de culto”.
La importancia de esta definición - si bien no es vinculante – radica en que define con mayor precisión lo que es el antisemitismo y cual es su alcance (en la página web de la organización hay una lista de ejemplos) de forma tal de no dejarlo solo librado a la subjetividad o discrecionalidad del funcionario o la autoridad competente.
El pasado martes 25 de julio, en un acto que se desarrolló en el Palacio Bolívar del Ministerio de Relaciones Exteriores, la canciller Janaina Tewaney Mencomo entregó al señor Fernando Lottenberg, comisionado de la OEA para la lucha contra el antisemitismo, la resolución mediante la cual el gobierno de Panamá adoptó dicha definición del término antisemitismo, sumándose a una lista de más de 35 países entre los cuales se encuentran de nuestro continente Argentina, Canadá, Estados Unidos, Uruguay, Guatemala y Colombia.
En sus palabras el comisionado de la OEA destacó: “la definición ha permitido una mayor claridad en la identificación y en el análisis del antisemitismo, lo que a su vez ha ayudado a los responsables políticos y a las organizaciones de la sociedad civil a desarrollar estrategias efectivas para combatirlo.”
Tuve el honor de asistir al acto junto a distinguidos miembros de la comunidad judía panameña, embajadores y ministros del gobierno. Creo que este es un paso importante para continuar con el compromiso de erradicar toda forma de odio en nuestro país.

Como sociedad somos conscientes del mosaico que somos y de su belleza constituida a partir de ese entramado diverso de culturas, etnias y religiones. Adoptar la definición de antisemitismo del IHRA es una herramienta valiosa que aporta significativamente en el proceso de seguir construyendo una sociedad diversa y plural en donde no haya lugar para ningún tipo de discriminación.