¿Vamos por el camino correcto?
Pareceré un disco rayado. Tampoco quiero ser el vocero del clásico: " Te lo dije”.
Estamos dejando que los asuntos de Estado, dejen de serlo. A mí me gusta que me digan lo que quiero oír, pero también me gusta que me digan cuáles son las letras chiquitas de esos discursos.
Los discursos bonitos y las arengas, tocan muchas cosas que son ciertas, pero no tan ciertas, y a veces nulas.
Son las palabras del orador, que más que enardecer un sentimiento genuino, no hace más que construir castillos de arenas para un oyente esperanzado en que las cosas cambien. ¿Quién paga la cuenta? Hay situaciones y/o actividades que merecen que mejoren, si buscan la equidad como principio directo de corregir esas prácticas abyectas de quienes erróneamente elegimos.
La perversidad y la maldad, está presente en muchos de los escogidos por nosotros. Ya no vale el disimulo, el descaro es tal, que ahora algunos pocos, deciden cuándo se para el país.
El tiempo de responsabilizar la Covid, ya pasó. No se puede negar las razones del descontento popular. Pero venir a decirme o hacerme creer que le van a sacar el dinero de los bolsillos de los ricos para dárselo a los pobres, sería como decir que esperemos que el solo salga por oeste. Al mejor estilo del conjuro de “Game of Thrones”.
El productor necesita ayuda. La educación, la salud, la movilidad masiva, las leyes electorales, etc, todo necesita un cambio. Pero ese cambio, no pude ser en sentido acomodaticio. Debe ser justo y lo más importante, todos, absolutamente todos, debemos saber cuál será el precio a pagar por ese cambio.
Pensar que todo lo que se da ahora es gratis, sería como decir que fui a la tienda y que mi amigo Leung no me lo va cobrar.
Alguien tiene que pagar la cuenta… y de seguro no serán los que están sentados en la mesa aquella. Alguien seguirá haciendo negocios, porque alguien vendió y otro compró.
Exijamos lo que como ciudadano nos corresponde. El detalle es que nos hemos hecho la vista gorda, en exigirles cuentas a los que por años, han llenado sus bolsillos, beben buen licor, comen bien, y que ahora les da agriera comerse un domplín (dumpling) con picadillo picante.
El devenir nacional, debe estar cargado de compromisos genuinos. Tenemos que darle valor a los asuntos que nos hagan crecer como país, que aumente el flujo positivo de la calidad de vida de los panameños y que nos de tranquilidad a todos.
CONSIDERACIONES DEL AUTOR
Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a los que están mal.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos.
Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.