Por esas coincidencias de la vida, el pasado martes, exactamente en el mismo instante en el que Messi anotaba el primer gol argentino en el mundial de Catar, el Papa Francisco ingresaba a la Sala Clementina del Palacio Apostólico en el Vaticano para recibir a una delegación del Congreso Judío Mundial.
El motivo de la audiencia, de la que tuve el honor de participar como parte del Congreso Judío Latinoamericano, fue presentar al Sumo Pontífice la iniciativa “Kishreinu” (en hebreo “nuestro vínculo”). Se trata de un documento en proceso, que cuenta con la colaboración de rabinos y líderes comunitarios judíos de todo el mundo, que plantea desde la perspectiva judía, una suerte de respuesta a la declaración Nostra Aetate (“nuestro tiempo” en latín) de la Iglesia Católica que marcó un punto de inflexión en las relaciones judeo-católicas.
Después de siglos de persecuciones y violencia contra el pueblo judío, el Concilio Vaticano II (en el año 1965) determinó un giro de 180 grados en la forma de vincularse con los judíos, iniciando un diálogo fraterno y sincero cuyos resultados están hoy a la vista. Acorde a esta realidad que nos llena de optimismo y esperanza, Kishreinu pretende ser una hoja de ruta para profundizar y fortalecer los lazos entre ambas tradiciones que - tal como afirmó en la audiencia el papa Francisco – “tienen en común tesoros espirituales inestimables”; profesan “la fe en el Creador del cielo y de la tierra” y creen que; el Omnipotente no ha permanecido alejado de su creación, sino que se ha revelado.”

Y además de las palabras, también los gestos (incluso hasta los más pequeños) pueden dar testimonio del respeto y el afecto que caracteriza el vínculo en nuestra época. Después de la audiencia, los líderes de más de 100 comunidades judías de todo el planeta participaron de la reunión del comité ejecutivo del Congreso Judío Mundial que se realizó en la Sala Sinodal del Vaticano.
¡Por primera vez en dos mil años, una organización judía internacional sesionó oficialmente en el Vaticano! Como dato anecdótico, un almuerzo totalmente Kosher (que sigue las normas de la dieta alimenticia judía) fue servido dentro de la Santa Sede.
Volviendo a la audiencia, cuando tuve la posibilidad de saludar al Papa, le comenté el cariño con el que se recuerda en nuestro país su visita en enero de 2019, en ocasión de la Jornada Mundial de la Juventud.
Y hablando de nuestro querido Panamá, con mucho orgullo podemos dar fe de las excelentes relaciones judeo-católicas que encuentran diversas maneras de expresarse. La más reciente (y esto es una verdadera novedad) es la realización de un programa de televisión sobre judaísmo que será transmitido mensualmente por FETV. Este domingo a las 7:00 p.m. sale al aire la primera transmisión. (perdón por la publicidad).
Esta iniciativa, que tan generosamente nos realizará el arzobispo metropolitano Monseñor José Domingo Ulloa, está alineada con esta “nueva” realidad histórica (después de todo, ¿qué son unas cuantas décadas en 2000 años de historia?) que encuentra a judíos y católicos decididos a conectarse con la humanidad del otro, a reconocer sus raíces comunes y a celebrar las diferencias con afecto y respeto.
Justamente como la idea es celebrar, le pusimos por nombre al programa “Lejaim Panamá”. Lejaim, en hebreo, significa “por la vida” y es la expresión que se usa a la hora de brindar y celebrar.
Creo que el evento histórico del martes en el Vaticano y este Lejaim Panamá en nuestro país, son verdaderas ocasiones para celebrar. Celebrar “nuestro vínculo” y este tiempo de diálogo fraterno, unidos y comprometidos a hacer juntos de este mundo un lugar mejor para todos.