Comienza a calentarse el entorno político partidista de nuestro país. Sin importar los partidos, y los que se afanan por esa carrera, creo que como ciudadano es importante que dejemos claras algunas cosas.
A aquellos que están inscritos en algún partido político, y que están ahí por alguna razón; también para aquellos que han emprendido el arduo camino de la libre postulación, le debemos recordar lo siguiente: Las políticas públicas que necesitamos los panameños, no son las políticas que buscan que algunos se rasguen la piel por un candidato, muchas veces cuestionado, solo porque es de ese partido. Eso es política partidista.
Para aquellos que han visto en la política una forma de vida de lujos y de poder, eso es política oportunista y degradante. Las políticas públicas son aquellas que en consenso de Estado, se aplican para favorecer medidas que beneficien a todos.
No solo al grupito de gobierno. Si eso lo entendieran solo un día, tendríamos otro país.
El llegar a un gobierno o al ser electo, mediante cualquier cargo de elección popular y todas las prebendas que esa elección implica, pareciera que se ha convertido en una carrera de superar la corrupción y la ineptitud de los que dejan los anteriores.
Algunos buscan como inspiración a personajes actuales, pero dejan de lado que muchos de esos modelos, están empañados de arrogancia y hasta se les vincula con actos mafiosos. Eso no puede ser un modelo a seguir.
Si le prestáramos atención a esto un solo día, tendríamos mejores políticos en este país.
Llegan al poder o son electos, Inmediatamente sufren de amnesia y hasta nos hacen creer que la Constitución es inconstitucional. Son porfiados en sostener que los actos de corrupción están amparados por la ley, porque esa ley no dice esto o aquello. Entonces quedamos debatiendo de manera filosófica la epistemología y deontología de lo que un político debe ser. En este punto Freire y Morin, se quedan cortos frente a esta gente.
Si un solo día, esta gente dijera que se van a acordar de las vicisitudes que pasa la mayoría de la gente, tendríamos políticos preocupados por sus electores de verdad.
Todo este sueño, lo podemos convertir en realidad si tan solo un día, antes de votar, pensemos en el futuro de nuestros hijos, antes de arroparnos, simplemente porque sí, con una bandera política.
Consideraciones del autor
Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a lo que esté malo.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos.
Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.