Quisiera para estas fechas escribir de cosas buenas y diferentes. Del tiempo navideño y las fiestas de fin de año. En nuestro país, esto es una odisea. Somos reincidentes en aceptar a políticos chambones para el pueblo, pero muy creativos para jugar con los dineros de todos los panameños. Insisto, soy respetuoso y siempre voy a defender el derecho que tenemos todos de elegir nuestra s prioridades. Para algunos, era prioridad que Argentina ganara el Mundial.
Para algunos los partidos del Barcelona contra el Real Madrid, tienen más incidencia que la rivalidad Panamá-México y Panamá- Costa Rica. Sin embargo, el debate de las cuestiones nacionales, no tiene ese fervor. Pero llegará, cuando ya no haya plata para pagar las pensiones. Entiendo que en la secundaria ya no se imparte la asignatura Relaciones entre Panamá y Estados Unidos.
Por qué traigo esto último a colación. Durante años nos lavaron el cerebro que Bunau Varilla fue un traidor. Pero un traidor con rango de embajador y ministro plenipotenciario de la República de Panamá. Pero solo pocos han recordado quienes aprobaron y firmaron el contrato inicial con la minera que hoy es tema discusión. La seguidilla de los que han entregado nuestras riquezas, ha tenido una cadena perpetua desde 1903 hasta la fecha.
La única variante es que el grupito aquel, que se beneficiaba, se amplió. No me extrañaría que las negociaciones estén trabadas en la discusión que es lo que le va a tocar a cada grupo. Hambrientos de no dejarles ni las sobras a las nuevas aves de rapiña. Ahora quieren convertir el asunto en un sentimiento nacional.
Como diría un viejo adepto de los gobiernos militares: “El nacionalismo siempre funciona”.
Todo esto, se ha convertido en una espiral de corrupción. Esperanzados en que los gringos nos ayuden. Esperanzados en que despierte la conciencia ciudadana.
Esperanzados en un milagro. Nuestro país está en una gran encrucijada. Aceptar la vergüenza nacional o levantar nuestro verdadero sentido de patria es el gran dilema. Aún con las condiciones adversas, encubiertas en leyes y códigos perversos, tenemos que intentar salvar al país.
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Consideraciones del autor
Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a los que esté malo.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos. Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.