Estoy tratando de entender si de verdad queremos a nuestro país. Más allá de eso, si queremos tener un país a futuro. Nos llenamos de orgullo al ver a un panameño triunfar fuera del país, ya sea artista, deportista, científico, etc. Nos vestimos de rojo cuando juega la selección mayor de fútbol y hasta se paraliza parte del país. Algunos discuten y hasta se visten con atuendos deportivos cuando juegan equipos extranjeros de ligas europeas. Cada uno es libre. Si libre, de tener sus prioridades en esos asuntos. De la misma manera, somos libres para escoger una afiliación política. Esto último es así porque es un derecho.
Algunos dicen que los partidos políticos son necesarios para la democracia de un país. En los últimos tiempos, tengo dudas de esa afirmación, ya que lo comparo con lo bonito de la teoría del socialismo en la corriente de pensamiento de Karl Marx. Y pregunto, para ponerlo en perspectiva. ¿Cuál partido político post invasión ha “tratado” de establecer una Política de Estado real para combatir la corrupción? ¿Cuál Gobierno ha trazado un plan real para garantizar el suministro de agua a los panameños? ¿Cuál organización política, independiente, obrera, empresarial realmente ha mantenido una posición vertical contra los desmanes que hemos tenido en este país? No los quiero aburrir con preguntas que tendrán la misma respuesta: NINGUNO.
Quisiera poder culpar solo a los políticos, pero todos tenemos la culpa de las situación de país. Separando claro, que unos pocos han sacado una nota alta en corrupción y que a pesar que son la minoría, esos son los dictan las políticas y disponen de los dineros de todos los panameños. El Ejecutivo mudo, La Justicia, no encuentro un calificativo para definirla y una Legislativo hambriento, en donde se junta la maleantería y las ganas de robar descaradamente. El discurso de lucha de clases, que existe, pero que nos han querido recordar para desvirtuar cualquier manifestación que no sea afecta a sus intereses. y lo que más duele, es que algunos caen en esa retórica vieja de los dirigentes obreros, políticos que nos creen “ahuevados” y los que dicen ser pobres pero que son más ricos que un montón de panameños.
Nuestro país no merece eso. Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a los que esté malo. No me voy a cansar de decir. Me lavaron el cerebro en la escuela sobre Phillipe Jean Bunau Varilla que había entregado la soberanía de parte de nuestro territorio a los gringos, pero los que están ahora, que en teoría estuvieron en mancuerna con el militar aquel para “rescatar la soberanía”, están regalando el país por monedas. No tienen vergüenza, y jamás la tendrán, ya que nacieron de un cuerpo amorfo, corrupto, podrido y totalitario. El ADN de esa gente es así. Panamá Primero.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos.
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