A mis amigos del Oeste. La migración hacia sus nuevos hogares, inició con la oferta de casas a bajo precio. Se publicitó lo rápido que era llegar a Arraiján y La Chorrera. En ese momento, eso era cierto. Luego siguieron las casas de bajo precio, pero comenzaron a entregar barridas con calles de asfalto y no de concreto.
Vino la odisea de la falta de agua, y hemos culminado con la tortura de la salida y entrada de ese sector en las horas picos. Tanto se ha hablado de las posibles soluciones que ayuden a mejorar la calidad de vida de esos miles de panameños que viven allá. La realidad es que la solución de transporte efectiva no va a llegar en el 2024. Llegará mucho después.
¿Dónde queda la dignidad humana de estos conciudadanos?
Dicen, para dramatizar el asunto, que el trabajo es un privilegio y no un derecho. Esa afirmación es discriminatoria, porque sugiere, que solo pueden tener un trabajo, aquellos que saben un oficio, aquellos que tienen una formación académica y hasta aquellos que tienen una palanca. La pregunta obligada sería
¿cómo calificamos entonces a la gente del campo? Aquellos que viven de la tierra
y del monte. Aguantan callados allá donde no llega ninguna ayuda. Esos que no están esperanzados a una bolsa y que viven su mundo en la lejanía de los centros urbanos.
¿Quién se atrevería a decirme que esa no gente existe? Esos panameños trabajan por su cuenta sin pedirle nada a nadie. Viven de las actividades de subsistencia lejos de algún subsidio, y de exigir prebendas, más allá de un camino digno. ¿Hemos cumplido con esa gente en su dignidad humilde?
Algo que demostrará que los políticos y los gobiernos se han burlado de nuestra dignidad humana, será cuando no haya dinero para pagar las pensiones. En ese momento, algunos se llenarán la boca diciendo que algunas medidas tienen que tomarse porque los gobiernos anteriores no lo hicieron. Lo cierto es que los encargados de llevar el tema a discusión, han estado ahí siempre.
Con una junta directiva cómplice. Ese será un dolor grande y en ese momento, algunos abrirán sus ojos para aceptar que como país, no le dimos la importancia necesaria.
Alguien dijo, que se discutieran las alternativas, sin el aumento de las o algunas medidas paramétricas. Pensaría que esa tesis es viable, si tuviéramos políticos desprendidos, que pensarán en la dignidad de todos los panameños. Pero esa es una realidad irreal. El hombre por naturaleza tiene a protegerse. Sin embargo, la clase política por su naturaleza, enferma y egoísta, solo piensan en ser los nuevos ricos y nuevos gamonales. Demostraciones de poder y arrogancia, no nos han faltado.
Consideraciones del autor
Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a los que esté malo.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos. Gracias por leer mis aportes en este blog. Recuerda: El conocimiento es infinito… y gratis.