Sé que para algunos es muy doloroso recordar las tragedias. Más, si esas tragedias nos toca de una u otra forma. Este mes, tenemos que recordar dos tragedias ocurridas en nuestro país y que todavía no hay una respuesta clara, ni siquiera una política pública real que ayude a entender que estas cosas, y otras no ocurran nuevamente. El envenenamiento masivo con el jarabe mortal consumido por muchos panameños que murieron, y que otros han quedado con su vida marcada para siempre, conocido por todos como el tema de Dietilenglicol. Lo otro, es la tragedia del bus incendiado a la altura de La Cresta en donde murieron panameños, en uno de los casos, casi una familia completa.
En el primero de los temas, dejó en evidencia que nuestros sistemas de contrataciones públicas y la fiscalización en las instituciones, están enfocados en hacer negocios, con trajes a la medida para empresas de los amigos y en donde queda un amargo sabor de boca y pareciera que los únicos culpables, fueron los que pusieron los muertos y hasta donde yo sé, no hubo renuncias masivas, que por decencia y vergüenza, correspondía en ese caso.
El segundo, fue la gota que derramó el vaso en cuanto a un vetusto, inoperante y clientelista sistema de transporte que tanto luto y dolor trajo a los panameños. Pero cuando hilamos más fino, logramos entender el negociado infame detrás de la operación. Políticos dueños de buses, beneficiados en la indemnizaciones de la transición del sistema, dueños del llamado transporte alternativo, mejor conocidos como “Buses Piratas”. Sin contar con aquellos dirigentes transportistas eternos, que solo les importaba e importa todavía, su beneficio y que nunca han sabido lo que es servicio al cliente. La modernización del transporte dista mucho de haber terminado y seguramente no terminará pronto.
Todos los gobiernos, en su toma de posesión, deberían pedirles perdón a esas familias. Ya está bueno tener ciudadanos de última categoría.
Tenemos que levantar las voces de protesta, denunciar, participar, deplorar, repudiar y todos aquellos verbos que puedan manifestar nuestro total rechazo a los que son malos.
Agradezco a mis lectores y amigos por sus comentarios a mis escritos.
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